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domingo, 29 de diciembre de 2013

El Che se quedó corto

                          "Toda idea en movimiento se convierte en una aurora"
                                                         Louise Michel


Estoy viendo (imaginando, quiero decir) la sonrisa en la cara de mis amigas feministas. Myriam, Mariam, Sara, Sofía, Alejandra, Gladys saben, porque me conocen bien, que la cita de la militante comunera anarquista con que encabezo estas reflexiones es un homenaje a ellas también. Pero no vayamos tan rápido. Antes debo cumplir. En mi textículo anterior prometí referirme a "la grieta", ese supuesto disvalor periodístico instalado en la agenda por cierto comunicador fecal desde una de las tarimas que le prepararon sus patrones para premiarlo por los servicios prestados.
Según él se ha producido la tan mentada grieta (a partir de ahora así, sin comillas) entre nosotros, los colegas, y la sociedad,  por obra y gracia, o desgracia, del kirchnerismo que, infectado de odio visceral, no ha hecho otra cosa que abrir una zanja entre amigos, parientes, clientes, deportistas, artistas, amas de casa e intelectuales. Y esa zanja parece agrandarse en la medida en que se suceden las iniciativas gubernamentales y la iracundia opositora, encabezada por las letrinas mediáticas (sí, estoy un tanto escatológico, lo noto. Debe ser la resaca de la lectura de "La materia oscura. Historia cultural de la mierda", de Florian Werner, Tusquets, 2013). La cuestión tomó más relevancia cuando mi querido y admirado colega Reynaldo Sietecase salió a cruzar al bicho bolita de Clarín, pero admitiendo la existencia de la grieta con valor negativo. Reynaldo, un tipo de inclaudicable coherencia ética y honestidad a lo largo de su trayectoria profesional, se mostró preocupado por el problema y destacó que quienes instalaron en la agenda el tajo social no hacen otra cosa que ampliarlo.
Me permito discrepar con él  sólo en la caracterización axiológica del fenómeno. La grieta existe, sí, pero la vivo como una de las grandes virtudes necesarias de estos tiempos. Sobre todo, para quienes hemos sido abrazados por la pasión de la comunicación, pero no solamente. ¿Cómo no abrir un abismo entre quienes vemos una luz de inclusión en la Asignación Universal por Hijo y quienes la ningunean o llegan al exabrupto del senador radical mendocino, Ernesto Sanz, que declaró que ese dinero se iba por la cloaca de la prostitución y el juego clandestino? Ni qué hablar de la señora que en el supermercado, mientras espera que le cobren, con el changuito atiborrado de mercadería, despotrica contra los beneficiarios de los planes sociales a quienes tilda de vagos, en los casos más suaves. Podría seguir, por ejemplo, con la repatriación de más de mil científicos nacionales, la creación de nuevas universidades públicas, el plan de viviendas PRO.CRE.AR, la línea aérea de bandera, YPF, los nuevos jubilados y su recomposición salarial dos veces por año, según manda la ley y así hasta llenar varias pantallas del ordenador. 
El meollo de este debate es: opinar o mentir. Varias veces mis opiniones no coinciden con las de Reynaldo, por ejemplo, pero ninguno de los dos caemos, ni caeremos, en la zancadilla moral de la mentira o el ocultamiento de una verdad, que es más o menos lo mismo. Él dijo que, desde este lado de la grieta, en ciertos casos se "defendía lo indefendible". Puedo llegar a admitir que algún colega confunda obsecuencia con coherencia y pensamiento crítico con homenaje místico, pero aun así, está emitiendo opinión, nunca mintiendo. Porque si miente ya no es un miembro de este lado de la grieta sino un fanático, esa lacra que arruina toda actividad humana.
Vuelvo al principio, a la sonrisa de mis amigas. El fin de semana pasado fuimos sorprendidos. Gratamente. Nuestra compañera y co-conductora de "El Candil", en Radio Nacional Mendoza, fue designada Directora de Promoción de Derechos Humanos de la provincia. Natalia Brite, de ella se trata, sabe, como Louise Michel, que las ideas que no tienen movimiento son dogmas y que éstos son un escollo para cualquier proyecto de inclusión y equidad, sobre todo, en un tema que es columna vertebral de la década que todavía estamos construyendo. Aprendimos a quererla desde su "histórica altura": es más bien petisa, bien formada, madre excelente y compañera maravillosa de Ernesto. Estamos seguros de que, como el personaje-grieta de la recuperación argentina, no piensa dejar sus convicciones en el umbral de entrada de su oficina de la calle Delgado de la ciudad.
El título de estas reflexiones puede sonar atrevido y presuntuoso. ¿Quién soy para decirle al emblema ético por excelencia del siglo XX que se quedó corto? Es que cuando emergen mujeres de la talla de Natalia (no es cargada, me refiero a su ejemplo moral) me surge la pregunta. El Comandante Guevara, inspirador del concepto del Hombre Nuevo, ¿no debió incluir a las mujeres al manifestarlo? Con el antecedente de Olimpia de Gouges en el siglo XVIII y el de las Madres en nuestro pasado reciente, me confirmo que sí, se quedó corto. 
Pero el Che, como Natalia, capullo de Mujer Nueva, y "muchos más que dos" celebramos vivir esta época de grietas en las que caen máscaras y florecen, desde el fondo de su hendidura, nuevos brotes.
En "El aromo", don Ata canta "Hay un aromo nacido/ en la grieta de una piedra./ Parece que la rompió/ pa'salir de adentro de ella". Que así sea.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Tres días


                                             "Son ocho los monos,
                                              yo los conozco"
                                                                      León Gieco.


Otro día voy a hablarles de "la grieta", ese supuesto disvalor periodístico, puesto en escena por un excolega devenido en showman mercenario. Pero eso será más adelante porque hoy estoy muy apurado. Me invitan al cumpleaños de un señor que no conozco y que va por los dos mil y un poquito más.
Se vive apurado, es cierto. Todo, hasta la cópula y el desayuno, tienen un ritmo vertiginoso. En términos históricos, lo que hace veinte años necesitaba el transcurrir de una generación para que se concrete (el desarrollo y la consolidación de un emprendimiento comercial, por ejemplo), hoy se resuelve apretando la tecla "enter" de un ordenador. Se come rápido, se escribe rápido y hasta se pretende publicar rápido, como queda comprobado con este textículo. Un pibe de 9 años quiere hacer cumbre en el Aconcagua y cualquier futbolista de la octava división es tentado para jugar en la primera del Bayern Munich. En realidad, el tentado es el papá del aspirante a minicrack.
El asunto parece haber llegado al mundo de la política argentina. Y tenemos el orgullo de que, una vez más, Mendoza indique el camino. Me y le explico, sin apuro. En las recientes elecciones legislativas la provincia puso en disputa cinco bancas de diputados nacionales. Para sorpresa de propios y extraños el FIT (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) obtuvo el 14,13% de los votos, se ubicó tercero y logró instalar en una butaca de la Cámara baja a Nicolás del Caño, desplazando al segundo candidato en la lista del FPV (Frente para la Victoria). El FIT es un matrimonio entre el Partido de los Trabajadores Socialistas o PTS, sus siglas, y el Partido Obrero o PO. Como ponerle PTSPO o POPTS era complicado y poco recomendable para lemas, cantitos, carteles, pintadas y versitos de campaña, le pusieron FIT. Aún asumiendo el riesgo de ser confundido con el tradicional matamoscas, "FLIT", para algún despistado que nunca falta (con la L de Liberación, por supuesto). La boda se celebró en 2011 y representa una bucólica imagen del troskismo vernáculo. Usted se preguntará que cómo hizo para seducir a tanto mendocino y mendocina. Tal vez crea que, rarezas de la cuyanía mediante, hubo un repentino y rápido amor por quienes se sienten y dicen ser discípulos directos y dilectos del fundador del Ejército Rojo. Me parece que no, que la explicación habría que buscarla por otros barrios ideológicos. Por ejemplo, y hablando precisamente de barrios, el Frente cosechó una importante cantidad de sufragios entre señoras y señores pudientes de barrios idem. También, como suena lógico, entre los estudiantes universitarios (época de la vida propicia para padecer cierta "enfermedad infantil" a la que aludía el pelado Lenin) y entre kirchneristas desilusionados con el orden jerárquico y ético que ofreció la lista del oficialismo. Es que los dos candidatos que encabezaban las postulaciones, Abraham y Félix (ni son amigos míos ni es un abuso de confianza de quien esto escribe. Son sus apellidos), representan el aparato local del Partido Justicialista y jugaron su suerte a desprenderse de manera vergonzosa y vergonzante de la figura presidencial y provincializar así la campaña (inclusive devolvieron a la remitente el jefe de campaña propuesto desde la Rosada), mientras los tres restantes, Mussato, Ejarque y Ronda, eran y son figuras de auténtica militancia K. O, para decirlo en términos de Galeano, fue una lista "patas arriba".
La muchachada fítera ofreció, entre otras interesantes promesas electorales, compartir la banca entre los dos primeros candidatos si es que, como de manera inédita ocurrió, accedían al Congreso nacional. El mencionado joven de apellido hueco y Soledad Sosa, una agraciada fémina "oriunda" (como dijo aquel ignoto movilero de TN respecto del actual ministro de Economía, Axel Kicillof) de las huestes del zezeozo dirigente Altamira (nacido Wermus, pero esa es otra historia). Es decir, dos años Nicolás y dos años Soledad. Pero algo sucedió en el camino y esta vez, al menos, no tiene ninguna responsabilidad Kerouac. Ya llegaremos al punto, pero antes déjeme decirle, muchacha "piel de gorrión" que, con amigos y compañeros, quise ser indulgente y me pareció saludable que esa izquierda estuviera representada legislativamente. Para el Grupo mediático y sus periodistas tóxicos fue una oportunidad preciosa para ensalzar las virtudes del troskismo mendocino y, de paso, castigar al gobierno. Del Caño tuvo sus quince minutos de fama y fue el niño mimado de la política vista desde los medios.
La cuestión es que, después de tomar posesión (o asiento) de su banca el pasado 10 de diciembre, el joven diputado tuvo una especie de ataque de mutación operativa y comenzó a manifestar ciertos síntomas de amor fetichista por el sillón. Que le parecía mejor formar un interbloque con no sé quién, que era mejor que Soledad le hiciese honor a su nombre, que la clase obrera y el pueblo lo necesitan como el ojal al botón y profundidades así se desprendían de su inesperada actitud (Me viene a la memoria ¿casualmente?, la Ferrari de Menem: "¡Es mía, es mía, es mía!"). Si recordamos que en plena campaña se animó a declarar que los gobiernos K no habían producido ninguna medida seria y profunda para mejorar la vida de los trabajadores, no extraña su comportamiento y el repentino amor apasionado por el cargo. De todas maneras, me dije que, si el Congreso Nacional  soporta a ejemplares como Olmedo, MacAllister, Baldassi, Carrió (esa señora que sufre de logorrea) y Del Sel, por qué no a Del Caño. Como para equilibrar los orígenes ideológicos de los delirios. Digo, no sé.
En síntesis, el 13 de diciembre, en "Prensa Obrera", órgano del PO, en su versión digital, hay una larga diatriba contra el exvendedor de corbatas (de todos los colores menos el rojo porque el rojo no se vende, se milita) y hoy diputado nacional. Le dicen de todo menos bonito, pero se lo dicen como si Marx estuviese discutiendo con el "renegado Kautsky" y Bakunin con Kropotkin o Lenin con Kerensky o Lunacharsky con Plejánov o Gramsci con Luxemburgo. Son, apenas ¡Altamira versus del Caño!, imaginándose sentados en un café, en París, en plena Comuna, entre el 18 y el 28 de marzo de 1871. Toda esa parafernalia semántica para discernir quién se va a convertir en el verdadero redentor de los proletarios argentinos después de rescatar la propiedad de los bienes de producción capitalistas, romper relaciones con Estados Unidos, terminar con la corrupción de los políticos burgueses y fundar, por fin, el socialismo que soñaron los Padres Fundadores.
Lo dicho entonces. El matrimonio duró tres días. Me pregunto por qué los medios hegemónicos no dan a conocer este divorcio. Y qué sentirá y pensará ese 14,13% de señoras, señores y jóvenes que aposentaron al barbado ralo entre sus odiados políticos (como si él no lo fuera y siguiera vendiendo corbatas por las calles de Córdoba).
Mientras tanto, cada mañana y corriendo hacia el laburo, cada habitante de nuestra patria ignora que de esta polémica depende su subsistencia diaria y el futuro de las generaciones venideras. Incomprendidos por la ingratitud de los ciudadanos, los troskos siguen tomando café en su París imaginario.