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miércoles, 29 de mayo de 2013

Disculpe las molestias

Se levantan temprano, desayunan, viajan hasta sus lugares de trabajo. Igual que usted, que vos, que yo, que nosotros. Los fines de semana no paran y los días de guardar no se guardan. Viven su misión a tiempo completo. A veces, sólo a veces, no tienen la iniciativa y se limitan (es una manera de decir) a responder con todo el bagaje histórico acumulado. Pero, por su esencia, tratan de imponer su agenda, su estrategia y, claro, también su táctica. Cada vez les resulta menos fácil. Sin embargo, no se resignan, ni se resignarán.
Si para lograr sus objetivos necesitan mentir, lo hacen a destajo, sin ruborizarse. Inventan patrañas y cuando se les descubre el chanchullo no se hacen cargo de sus inventos. Crean conflictos, suben la adrenalina social con tal de defender privilegios. Son como esos martillos neumáticos que, con estruendo y persistencia, rompen las calles, ese río del pueblo, para hacernos creer que son omnipotentes y tienen toda la fuerza en sus manos.
No dudan en imaginar viajes, recintos, bóvedas, intrigas, enfermedades, enemigos. Se visten con sus mejores pilchas para el festín, como si fueran a un banquete perpetuo y el siglo no avanzara.
Se los ve en los cafés y restaurantes de alta gama, se suben y se bajan de vehículos gourmet, sueñan con las arenas caribeñas y sus piscinas vomitan agua bendita. Todos garcas ilustres o recienvenidos a la orgía especuladora.
Cada uno de ellos y ellas ostenta el lema. Algunos lo llevan en la solapa en forma de pin, otros prefieren vociferarlo en diarios afines, en radios conglomeradas o ante cámaras televisivas unidireccionales. Los hay legisladores, periodistas, gurúes financieros, amas de casa conchetas, jóvenes rugbiers, frailes y laicos prejurásicos, docentes teñidas, campeonas de bridge, organizadores de desfiles de modelos, anestesistas sociales, veterinarios ricos, médicos cómplices, abogados almidonados, provocadores de izquierda, humoristas truchos, escritores decadentes, secretarias despechadas, rabinos amarillos, economistas calvos, violadores ambientales, cafisos impunes,  milicos entongados, jueces prófugos y jueces corporativos, pitonisas alteradas, corruptos que denuncian corrupción, empresarios mal acostumbrados, sindicalistas gordos, muchachas de plástico, vedettes de silicona, contadores ignorantes y demás especímenes de la fauna urbana y, sobre todo, de la rural.
Por el bienestar general deberían caminar la patria con un cartel que diga: "Perdone las molestias, estamos trabajando contra usted".

domingo, 26 de mayo de 2013

Otros baños, otras duchas

En la República Argentina, en Córdoba para más datos, existe un funcionario, el gobernador para más datos, que pide a la sociedad ir al baño y para más datos nos invita a acompañarlo y que, juntos, nos demos una ducha con un jabón marca "Reconciliación", patentada en los noventa y bendecida por la cúpula eclesiástica nacional, con el beneplácito de su Casa Central.  Es que ha propuesto tarifar la dignidad. Es decir, si los genocidas nos dicen poquito, les bajamos el castigo un poquito. Si dicen más, un poco más. O sea transa comercial, como si nuestros compañeros desaparecidos fuesen una mercadería y la Justicia un simple trueque..
Para más datos, el señor gobernador, don José Manuel, se manifiesta como un apasionado conocedor de las enseñanzas de Sócrates. Me explico. Ante la dignísima repulsa a su invitación por parte de los organismos de derechos humanos y demás bienparidos de esta matria, el tipo hizo suya la máxima "Conócete a ti mismo" y declaró, sin ponerse colorado y con el peluquín alborotado por los vientos del sur: "Se hace politiquería con los derechos humanos". Uno imagina que la inspiración le vino en su baño, luego de ducharse, precisamente, y mientras se secaba ante el espejo. Se puso autorreferencial el coso ese.
José Manuel es una de las "esperanzas blancas" de la derecha nacional que compite con el gerente general de la muy hecha pelota ciudad de Buenos Aires, don Maurizio. Más adelante se verá, por sorteo o licitación,   quien se queda con el trofeo. Lo decidirá el capomafia, don Héctor Magnetto y su corte de asesores mediáticos.
Pero ni siquiera es original. Hay antecedentes. En agosto de 2009, Graciela Fernández Meijide había dicho algo parecido: "Hay que reconocer culpas, perdonar y rebajar penas a los genocidas". Clarito, clarito. Mejor volvamos al baño.
A diez años de comenzar a salir del subsuelo de este agujero en forma de mapa que era el país, el pueblo sabe "de qué se trata". Los "chisperos" de 1810 hoy usan pechera. Se arremangan y van en busca del otro, para sacarlo del lodo o para mirar y cuidarle el salario.
Como ya saben, soy oriundo y ciudadano de Mendoza. En nuestra provincia, en consonancia con las ideas del cordobés con apellido de naipe, existen dos Sanz. Un periodista (al menos eso dicen, ya que labura de Editor Responsable del diario digital MDZ)) y un senador nacional. El primero, Christian, ostenta dos perlas negras. Según él, a Jorge Julio López lo escondió el kirchnerismo y se esfumó. Y además, afirma que Marita Verón no fue víctima del delito de trata de personas sino que se dedicaba a la prostitución.
El segundo, en clara competencia con el anterior por conseguir la Medalla al Mérito del Dislate Perverso, afirmó, hace un tiempo, que la Asignación Universal por Hijo fomentaba el juego clandestino y el consumo ilegal de estupefacientes. No conforme, ahora desea que al país le vaya mal hasta el próximo mes de octubre para que a él le vaya bien en las elecciones legislativas de medio término.
Los tres tenemos en común pertenecer a la misma comunidad, pero confundirnos por eso es como creer que un cretino es lo mismo que un cretense.
Es que, desde que lo vi a Néstor bajar los cuadros genocidas y a la Morocha redoblar la apuesta luego de las elecciones de junio de 2009, me baño en las duchas de los más postergados, los beneficiados principales de la década, los marrones de piel y las madres de los suburbios del sistema. Y me sumo, a mis casi 67 julios, a los que enarbolan sus acnés, sus pasiones, sus hormonas, sus convicciones y su compromiso por la solidaridad, la inclusión y la equidad.
Si la Patria es el Otro y la Otra, pero con Memoria, Verdad y Justicia (y sí, claro que lo es), estos tipos no lo son. Son, apenas, el ombligo de sí mismos. Y no hay ducha ni baño que los limpie de los detritus que han acumulado en su inmunda trayectoria.

lunes, 20 de mayo de 2013

JRV

 A Silvia Ontivero



No lamento su muerte. Lamento su vida. Que significa muerte, desaparición forzada de personas, robo de niños, destrucción de ciudadanía, aniquilación del aparato productivo, monopolización y privatización de bienes y servicios públicos, censura, terror estatal, genuflexión ante los capitalistas de afuera y, sobre todo, de adentro. Lamento esa vida dedicada a proteger a los privilegiados y someter a los desesperados.
Si Auschwitz fue la cúspide técnica al servicio del mal absoluto, la vida de este hombre gris es más importante, mucho más importante que su muerte. Que haya fallecido sentado en el inodoro o en la ducha es, en todo caso, anecdótico o, si usted prefiere, alegórico, porque ni el cielo ni el infierno, si es que existen como sitios o destinos posmortem, tendrán el beneplácito de recibir a este ser humano (sí, tal vez haya sido la peor cara de la condición humana, pero sería absurdo negar que fue un hombre de su tiempo. Aunque duela). Como descreo de esas imaginerías tranquilizantes ocupo estas líneas para mirarnos en esa foto de la perversión que gritaba los goles nacionales en el 78, en el apretón de manos con Bartolomé Mitre (h) y Ernestina Herrera de Noble mientras se apropiaban de Papel Prensa en la sala de torturas o en su maléfica definición de esa categoría infame: los desaparecidos.
Quizá la vida y la obra del finado, y sus socios civiles y eclesiásticos, sea una de las pruebas más contundentes de la inexistencia de cualquier deidad. Queda claro que, en todo caso, dios no es argentino, pero como dijo José Saramago a propósito del 11-S: "Dios es inocente. Inocente como algo que no existe" ("El factor Dios", Diario "El País", 18 de setiembre de 2001). Entonces, la sociedad nuestra debía hacerse cargo de haber permitido y, en algunos casos, colaborado y festejado a estas lacras. Y lo hizo. De la mano y por impulso de Madres y Abuelas primero, de familiares y compañeros luego. Por la voluntad política de un pingüino lúcido y valiente. Conviene recordar que el mismísimo JRV galardonó a Néstor y a Cristina con esta definición: "Los Kirchner fueron lo peor que nos pasó".
Mientras tanto, con paciencia infinita, sigo esperando las sabias y piadosas palabras del sucesor de Pedro, el muy argentino y cuervo señor del Vaticano. Como sigo esperando que dejen de proteger a un condenado a perpetua por genocidio, Christian von Wernich.
Mientras tanto, con paciencia finita, leo a los grandes diarios nacionales y sus sucursales de pago chico redactar las necrológicas del tipo como si no hubiesen sido sus cómplices mediáticos, como si no se hubiesen beneficiado hasta la obscenidad con sus negociados infames. Ellos, que hoy declaman pureza moral  e independencia y reclaman por la corrupción estructural argentina. La corrupción, esa excusa esgrimida por cada golpe de Estado, desde 1930 hasta el 1976, en todos. Un ejemplo, sólo uno, para ilustrar esta obra maestra de la hipocresía. El mendocino diario "Los Andes", en la bajada de su nota, al día siguiente del deceso publicó, textualmente: "Impuso un salvaje sistema económico", como si el artículo nos trasladara a Mauritania o Singapur, al siglo XIX o ellos recién se hubiesen enterado de la cuestión buscando en Google.
Ayer, como hoy, los maestros del miedo, los embaucadores, los asaltantes del Estado de Derecho para instalar el Estado de Derecha, siempre listos para sembrar las semillas de hongos venenosos que nos intoxiquen y nos dejen fuera de combate.
El símbolo armado de la Sociedad Rural y los grupos concentrados de la palabra y la imagen tendrá su tumba, su lugar en el mundo. Y los cachorros de chacal podrán ir a llorarlo, si es que.