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jueves, 23 de diciembre de 2010

Pastillitas navideñas

El genocida Videla hizo una crónica pormenorizada de una reunión entre Ricardo Balbín y él mismo, en casa de un amigo común (una joyita, el anfitrión, para elegir amigos). Según el condenado, Balbín le habría pedido apurar el Golpe de Estado de 1976, un mes y medio antes de que éste, finalmente, se concretara.
Aunque debe ser más fácil aprender swahilli por señas que creerle a Videla, el legendario líder de la derecha radical tiene antecedentes en eso de tocar timbre en los cuarteles. Sin embargo, el exabrupto del chacal dio pie para que se asomara a los medios el inefable Ricardo Raúl Alfonsín, Alfonsinín. Dijo el semicalvo hijo del original que "Videla no tiene autoridad moral" para impugnar la trayectoria de tan insigne hombre público de la democracia. Y es cierto, aunque en un momento de sinceridad de clase, el Chino haya pedido "aniquilar la guerrilla fabril".
Lo paradójico de las declaraciones de Alfonsinín es que se parecen a un mal silogismo. Fíjense, el mismo tipo que dice eso aparece sonriendo con el CEO de Clarín, Héctor Magnetto, en la cena de ADEPA. "¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo?", parece bolerear el candidatito. No hace falta recordar que el gran diario argentino boicoteó al papá del candidatito, hasta el punto de ser vituperado en público por Don Raúl, según el archivo fílmico visto en estos días. Entonces, ¿tiene autoridad moral quien se sienta a sonreír con el socio de quien no tiene autoridad moral? ¿No estará traicionando los gestos, los trajes, la voz cascada y el sillón paternal, quien borra con su actitud la devoción que dice sentir por su mentor? ¿No hay algún periodista que se lo pregunte?

Por supuesto, también yo participo de la algarabía de buena parte de nuestra sociedad por las condenas a los genocidas. La Matria termina el año con una justicia más plena y una vergüenza menos, parafraseando a los reformistas de 1918. Pero creo que ni Videla ni Menéndez son hoy el problema.
Tuvieron cría. A saber:
a) Macri confirmó mis sospechas. Consultado acerca de su presunta xenofobia, negó enfáticamente su condición de discriminador. Ejemplificó su acendrado amor por los hermanos latinoamericanos con un dato demoledor. Su asesor de imagen, Durán Barba, es ecuatoriano. Lo que ratifica que, más que xenófobo, es pobrófobo, como sugirió un colega (mío, no de él). Imagino a Mauri muy cómodo brindando con algún magnate boliviano, paraguayo, peruano o hatiano, aunque el tipo sea negro, amarillo o verde (si es verde dólar, mejor).
b) En el acto de lanzamiento (¿como sinónimo de vómito?) de su precandidatura presidencial, Duhalde estuvo acompañado por Cecilia Pando, portavoz de los defensores de "los que se robaron bebés", como le dijo a Chiche Gelblung. También por el Tata Yofre, Miguel Ángel Toma (¿de qué terrenos?), Ramón Puerta y otros ejemplares dignos de un Museo del Terror Nacional.
c) Comparte el primer nombre de pila y el apellido. Pero uno encaneció su pelo y su barba defendiendo presos políticos en los momento más oscuros del país. Hoy apuntala la vigencia de los derechos humanos como política de Estado.
El otro también encaneció: se hizo cana. Pide mano dura, represión y regresión. Carga sobre sus espaldas (le buscaron la conciencia con resultado no positivo) las muertes de Kosteki y Santillán, aunque él se considere el gran pacificador nacional. "Cosas vederes, Sancho".
Admira a Abel Posse, toda una definición vital. Todo un nexo entre los genocidas y estas crías.
¡Salud, entonces! Por las asignaturas pendientes, entre ellas la principal, la inclusión de los pueblos originarios en el mapa de la dignidad. No la retórica. La fáctica.

1 comentario:

  1. Querido Julio: las asignaturas pendientes son el horizonte que nos impulsa a caminar. Tus escritos funcionan del mismo modo. Recordándomos siempre el norte de nuestra senda y alentándonos a proseguir en el sendero con alegría. Como la Utopía. Salud querido amigo!

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