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jueves, 21 de octubre de 2010

Como un relojito

                        "El asesino desarmoniza la naturaleza"
                                  Armando Tejada Gómez

Hubo un corte abrupto, criminal, de la naturaleza. Benedetti diría que estamos con la primavera rota en una esquina.
Mariano Ferreyra, el pibe de 23 años asesinado por la mafia político-sindical, no era mi compañero. Lo digo con total franqueza. Él militaba en una organización de ultraizquierda, con la que me separa un océano ideológico. Pero, hasta donde sé, los océanos son azules, no rojos de sangre. Mis reflexiones no apuntan a la víctima. Pienso lo mismo aún si la muerte hubiese alcanzado a un transeúnte, ajeno a la movilización.
El tema central es, sigue siendo, la lucha de clases. Los trabajadores ferroviarios reclaman, desde los '90, que no se los utilice para perfeccionar el sistema perverso de rentabilidades impunes e infames.
El asunto se complica cuando los patrones son ex trabajadores devenidos empresarios. Triacca, Cavalieri, Zanola, Barrionuevo, el mismo Moyano, son ejemplos de un aburguesamiento incompatible con sus orígenes obreros. No es lo mismo publicar el prontuario de cualquiera de los nombrados, que buscar la trayectoria de Lula o Evo Morales.
Más complicaciones. Los barrabravas de clubes de futbol son mercenarios que "trabajan" al servicio de quien los contrata para realizar el laburo sucio.
Más complicaciones, esta vez, políticas. Debo reconocer que cierta oposición, no toda, me tiene sorprendido. Imaginé que iban a aprovechar el veto presidencial al 82% móvil jubilatorio para producir una gigantesca ola de protestas a lo largo y a lo ancho del país. No supieron o no pudieron, vaya uno a saber. Por eso les cae como anillo al dedo haber conseguido un muerto, aunque Morales Solá profetizara que iba a ser del gremio periodístico. Como Carrió, pifió (rima fácil, perdón).
Mientras tanto, las organizaciones de ultraizquierda se cargaron de adrenalina gorila y, no lo saben disimular, se les filtra cierto placer morboso al convertirse en protagonistas casi excluyentes de la agenda mediática. No escatiman cámara o micrófono para derramar odio político, aunque sea sobre el cadáver de un camarada propio.
Como telón de fondo de este análisis caliente y ominoso, aparece una gran cabeza. Un cabezón. Usa amigos, empleados y chupamedias con apellidos que parecen salidos de un casting. El capomafia del conurbano tiene un entrenamiento añoso en producir provocaciones. Y las manos que mecen los ataúdes, a veces, tienen nombre de reloj suizo.

2 comentarios:

  1. Eres un excelente analista y periodista. Gracias por tus artículos, que nos presentan una visión tan amplia de todo lo que sucede en Argentina y Nuestra América. Tu blog nos permite repasar lo escrito, evaluar en conjunto. ¡Gracias por animarte a recopilar tus escritos de esta forma! ¡Que tiemblen los que hacen un uso perverso del poder y de los medios!

    Sinceramente, desde Venezuela,
    Marialcira Matute/TVLecturas/La Librería Mediática

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  2. Excelente análisis, realmente es un gusto para mi leerte. Gabriela

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