Después de 53 años de vigencia me vengo a enterar. El artículo 14 bis de la Constitución Nacional es inconstitucional. Así parece, nomás. Para los señores empresarios de las entidades garcas argentinas el proyecto del diputado Recalde atenta contra el derecho de propiedad, desalienta la inversión y otras calamidades por el estilo. Cuando se les recuerda que lo único que pretende la iniciativa es poner en vigencia un artículo constitucional, argumentan, lívidos, que no es momento oportuno. ¡Después de 53 años!. La misma excusa ponían con la ley de medios.
Esta discusión forma parte del debate acerca de los usos, o no, de los derechos humanos, como política de Estado. El exabrupto de Lanata, la inconsistencia de la falsa dicotomía entre los derechos humanos en los '70 y los de hoy, de Caparrós, mi amigo, me recuerda un diálogo radial entre quien esto escribe y José Pablo Feinmann. Se había producido la primera invasión a Irak. La de Bush padre, el amiguito de Carlo (con la r pegada al paladar). Yo trabajaba en Radio Nihuil, Mendoza, del emporio Vila-Manzano. El Candil, así se llama el programa quinceañero, se emitía los lunes de 0 a 3. Un sutil homenaje a Les Luthiers ("...en su tradicional horario de las tres de la mañana..."). Claro, un programa cultural.
Le pregunté a nuestro filósofo cómo imaginaba él la posguerra. Y mientras cocinaba su cena, así me lo dijo por teléfono, respondió: "No habrá posguerra". Y, como casi siempre, tuvo razón. Siguen empantanados en una situación sin retorno, aunque Obama haya decidido la vuelta a casa de la mayoría de los invasores.
¿Qué quiero decir? Si bien aquí no hubo una guerra, sino la ejecución de un plan de escala continental para que, desde la maquinaria del Estado y bajo terror, se transfirieran los ingresos a favor de los grupos concentrados de la economía, las consecuencias de esa política siguen castigando el tejido social. En los '70 fueron las muertes, las desapariciones, los robos de bebés y la apropiación de bienes y servicios para el engorde de las multinacionales y sus cómplices locales. Hoy, es la resistencia de esos mismos grupos a las medidas de recomposición y redistribución del ingreso.
Nacho Molina, joven escritor bahiense, dice que este gobierno tiene los enemigos que él quisiera tener. Y es verdad, hay enemigos que enorgullecen.
He escuchado y visto, últimamente, lamentos sinceros por la defección de Lanata. Es que la vida no es una foto. Si bien quedará en la historia del periodismo argentino como un renovador extraordinario (Página 12, Día D, Detrás de las Noticias, varios de sus libros), nadie es lo que fue.
Porque entonces habría que pensar que Moisés Ikonicoff es de izquierdas porque participó del Mayo francés, o que Sanz es progresista porque votó a favor del matrimonio igualitario, o que Narodowski y Lombardi también lo son porque fueron miembros de la juventud comunista. Todo, altri tempi. Con Lanata, igual. Y con Caparrós, mal que me pese, igual.
¿Los motivos? Pueden ser varios y queda abierta la discusión. Unos dicen que están así porque les afanaron el discurso, otros que por sobredosis de ego. Y hay quien se atreve a vislumbrar un síntoma de andropausia ideológica. Puede ser un cocktail de todas esas elucubraciones y usted, lector, agregue las que quiera.
Mientras nos regodeamos en estas discusiones, mis vecinas van a las compras con unos mangos más en el bolsillo. Una se jubiló como ama de casa, la otra cambió su auto usado por otro, usado también pero un modelo más nuevo. La Kuky vió a su hija recibirse de abogada, y cosas así, tan maravillosamente triviales.
Es que esta película no tiene the end y la sopa está sabrosa.
Querido Julito: Lúcido, lúcido lúcido!!! Da gusto leerte. Es sociología y de la más buena! Impecable y poético. Tus palabras iluminan este momento histórico. Es una alegría saber que estamos transitando y compartiendo junto a vos este tiempo de transformaciones. Tenemos las miradas llenas de sonrisas. Abrazos miles
ResponderEliminarJosé y Viviana