La visitamos tan poco. Si a alguien se le ocurriera pararse en cualquier esquina de cualquiera de nuestras ciudades con ella, terminaría pidiendo auxilio psiquiátrico. Nadie, o casi, la conoce. Vive citada, a ciegas, como las prostitutas finas que hacen contacto por internet. Como ellas, es manipulada por perversos gerentes, en este caso, disfrazados de respetables representantes nuestros. Estoy hablando, escribiendo, de la Constitución Nacional y su articulado.
El diputado nacional Héctor Recalde, peronista de extracción gremial, presenta en estos días, un proyecto de ley para aplicar en la vida real un artículo de nuestra ley fundamental. El 14 bis.
En uno de sus párrafos dice, textualmente: "...participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección...". Se refiere, claro, a los trabajadores de esas empresas. Los megadueños de los bienes (esos que, a veces, han producido tantos males en nuestra historia) acusaron recibo. Y acusaron, de paso, al autor de la iniciativa de intentar cubanizar la Argentina.
Es tanta la avaricia por la renta, la ignorancia y el desprecio consuetudinario por la Constitución, que no saben, o no quieren saber, que el artículo de mentas, fue incorporado a la Carta Magna en 1957. Casi dos años antes de que Fidel, el resurrecto, entrara con los barbudos a La Habana. De donde se puede imaginar uno que Batista y los azorados empresarios rufianes que tenían a Cuba como garito de week end, pueden haber pensado que las primeras medidas de los revolucionarios a favor de los trabajadores cubanos, eran mala influencia de la legislación argentina.
Siempre, o casi, han estado más cómodos cuando la Constitución estuvo guardada, violada y en desuso. A la Unión Industrial Argentina, la Sociedad Rural y otras bandas afines suele molestarles la ley. Han currado mejor mientras podían negociar sin ataduras legales. Ahí está para corroborarlo el patético señor Magnetto y sus empleaduchos periodísticos. Entonces recurren al cuco del comunismo o del nuevo fantasma de sus pesadillas siglo XXI: Hugo Chávez.
Pienso qué dirán los ultraizquierdistas agrupados en el FPGF (Frente Patriótico Gata Flora) ahora que un representante gremial pretende favorecer a los obreros del país. Ni más ni menos.
Sin embargo, la iniciativa de Recalde es prudente. Establece que, en una primera etapa, alcance a las empresas con 300 trabajadores, por lo menos. Y que la participación sea del 10% de la rentabilidad. Hay países de la Europa capitalista que ya la tienen vigente y, pese a eso, la crisis del capitalismo timbero no ha sido asignada a los laburantes, aunque ellos pagarán el pato de los desaguisados financieros de los sacrosantos bancos.
Violeta se sigue preguntando, "¿qué dirá el Santo Padre, que vive en Roma?".
Y yo, ¿qué dirá el Cardenal, que vive en Baires?
De las pérdidas, ya se sabe quien se hace cargo.
EStoy de acuerdo contigo Julio. Viva la Viola chilensis, por los siglos de los siglos. Abrazo. Rafael
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