Jorge Bergoglio es jesuita. Se le nota apenas habla, no disimula. Es, sobre todo, el representante en la Argentina de la mayor secta religiosa de Occidente. En decadencia, jaqueada por corrupciones varias, desde el caso del Banco Ambrosiano y su CEO, Paul Marcinkus, hasta pedófilos a mansalva urbi et orbi. Sin irnos más atrás, con pavaditas como la Inquisición, Giordano Bruno, Galileo Galilei y tantos otros bloopers sangrientos de la Historia. En decadencia, digo, pero aún mayoritaria.
Se está discutiendo por estos días y por estas comarcas la modificación del Código Civil decimonónico que posibilitará que personas del mismo sexo se casen y formen, legalmente, una familia.
Y se coló el futbol. Y lo coló Bergoglio, sin querer queriendo, como dice el Chavo del 8. Es "una movida del Diablo", dijo desde algún púlpito lujoso. Los hinchas de Independiente de Avellaneda están dilucidando si le responden o no. El club ¡rojo! tiene, para colmo, un presidente que se llama Comparada que, como todos saben, es un apellido que rima con camarada.
De ahí a colegir que quienes estamos a favor del matrimonio igualitario somos idiotas útiles, al servicio del castroguevarismo, hay un paso. En cualquier momento lo da.
Un lenguaje bélico ("es una guerra de Dios", dijo), histérico y agresivo, indica, según mi modesta visión, que se ven venir la derrota. El fin del monopolio de la verdad absoluta.
Pero, sobre todo, deja sin explicar con qué antecedentes morales cuentan estos Vaticanosaurios para dictarnos normas de conductas a seguir. Mientras Christian von Wernich, sacerdote condenado por genocidio, no sea expulsado de la secta; mientras Julio Grassi, sacerdote condenado por pedófilo, no sea expulsado de la secta; mientras Jorge Videla, Emilio Massera, Luciano Menéndez, Miguel Etchecolatz, milicos de hostia cotidiana condenados por cometer delitos de lesa humanidad, no sean expulsados de la secta; mientras Bergoglio se muestre ufano al lado de Roberto Dromi, ideólogo de las privatizaciones a mansalva de la Segunda Década Infame; mientras esperamos, con paciencia cristiana, que ocurran estos milagros, no tienen piné ético y moral para darle cátedra a la sociedad respecto de nada.
Y mucho menos de agarrárselas con el club de Avellaneda, que se ha visto sorprendido por el exabrupto del jesuita. Juran los acólitos de Ricardo Bochini que en su hinchada hay gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, pero que no todos son comunistas. Es más, están convencidos de que la mayoría son cristianos. Eso si, no sectarios.
El uso de términos guerreristas del Cardenal lo ubica en el siglo XIII, lo hace cruzado, lo pone de culo con la Historia.
El representante del pastor alemán en la Argentina quedó en orsái.
Resultado del partido: Independiente 1 (Bergoglio, en contra) - VFC (Vaticanosaurius Futbol Club) 0.
09-07-2010
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