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martes, 26 de junio de 2012

El franquismo del siglo XXI

"Lo que se cifra en el nombre"
 Jorge Luis Borges


Tienen la mismas iniciales, FF, pero los separa un siglo. Soy muy malo para los números y sé que no son cien años. Al menos en este caso. Francisco utilizó tanques, metralla, fusiles, pistolas, caballos, cañones y trincheras, bajo la lógica de la Guerra Fría. Tuvo la misión de "salvar" a España del comunismo y contó con la inestimable colaboración del nazismo alemán para lograrlo. Ahí está Guernica, como anticipo de Auschwitz y como prueba del horror eterno. La ciencia moderna al servicio del mal absoluto.
Federico fue ungido presidente bajo la lógica de la guerra mediática. Ya no hay tanques ni tropas de asalto. No en vano el primer zarpazo del régimen "sojete" (hallazgo semántico de Vicente Muleiro en "1976-El golpe civil, Sudamericana, 2011) fue intervenir la televisión pública, creada hace sólo seis meses. Paraguay es el séptimo productor mundial del yuyo y Lugo tuvo la impertinente idea de proponer que los empresarios del sector paguen un impuesto del 2% sobre su rentabilidad. Resultó imperdonable.
Sin embargo, tienen en común un aval ignominioso. El Vaticano. Junto con Canadá, Alemania y la España  del neofranquista Rajoy, son los únicos Estados que reconocen al Franco del siglo XXI. La jerarquía católica de Asunción venía pidiendo la renuncia o destitución del presidente Lugo y bendijo, con premura digna de mejor causa, al nuevo gobierno. 
Cabe esperar que Paraguay no sea Honduras. Que el repudio inicial generalizado ante el derrocamiento de Zelaya no se transforme en acuerdos hipócritas con el Lobo paraguayo, porque el retroceso no será sólo paraguayo. Será continental. 
Pero a no asombrarse. Si la Venezuela del presidente Hugo Chávez está construyendo las bases para lo que él ha llamado "el socialismo del siglo XXI", luego de los fracasos del socialismo estalinista y el fraude ideológico de los socialismos europeos occidentales, ¿por qué la derecha se iba a privar de reinventarse, de probar métodos nuevos que estén de acuerdo con la lógica del anarco-capitalismo financiero, tal como lo definió Cristina? Nadie nos dijo que el camino de cambios en Latinoamérica  era fácil, lineal, pavimentado y bien iluminado.
Circula un chiste por la web. Se lo ve a Obama con cara de "otra vez estos pelotudos", diciendo para sí mismo: "Les dije a los de la CIA que al que había que derrocar era a Hugo, no a Lugo". Detrás de cada chiste hay algo de serio, enseñó Freud. Y nuestra experiencia histórica nos enseña que detrás de cada golpe está la embajada.
Varios amigos y compañeros me escriben alarmados por la escalada de conflictos en nuestro país. Y se preguntan si no hay un plan concertado para que coincidan con los sucesos paraguayos y bolivianos. No sé. Pero sí sé que Cristina no es Lugo, que la calidad institucional argentina no es la de Paraguay y que la profundización de las medidas de redistribución del ingreso y de ampliación de derechos en nuestro país le lleva varios cuerpos de ventaja. Lo que no me ciega. La descomposición del otrora todopoderoso dirigente del camión, movido por el despecho y la desesperación, ha despertado a la derecha vernácula de su letargo y anomia. Será usado, como antes fue demonizado, con el mismo desprecio y desparpajo hasta que ya no les sirva más y que pase el que sigue.
Si un golpe de Estado es "La toma del poder político de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder", lo de Paraguay lo es, por más que Pepe Eliaschev se enoje. Con Cobos no resultó porque es un pusilánime, un advenedizo. Franco, Federico digo, es uno de ellos, enquistado en el gobierno por la propia debilidad política, ideológica, partidaria y hasta personal, de Lugo.
En fin, para tranquilidad y alerta de compañeros y compañeras, recuerdo a Silvio cantando "Que no es lo mismo, pero es igual".

jueves, 21 de junio de 2012

Cría cuervos

Desde el título este textículo estará lleno de citas, paráfrasis de citas y referencias. Comencemos entonces.
No se trata de la película homónima, escrita y dirigida por Carlos Saura, en 1975, y con la formidable actuación de Geraldine Chaplin. Sí, la nena del genio. Tampoco se trata del refrán del que surge el nombre del film y el afano de quien suscribe: "Cría cuervos que te sacarán los ojos". Ni siquiera del origen del origen del refrán mentado. La fábula de Esopo, aquella en la que un viajero encuentra una víbora casi muerta de frío y decide cobijarla en la calidez de su pecho, pese a lo cual es mordido y envenenado hasta morir.
No hago mención aquí al club argentino de fútbol creado en 1908 por el cura Lorenzo Massa (una época en la que los sacerdotes no veraneaban en mares caribeños con amigas de la infancia. O, al menos, no se sabía). A sus hinchas se los conoce como "cuervos".
En la década de los 90, por obra y gracia del menemato y sus geniecillos, el país decidió: "No voy en tren, voy en camión", parafraseando a Charly (aunque él siempre viaje en avión). Se desguazó la red ferroviaria, ese tejido vital que, al morir, mató pueblos enteros del país profundo.Y así nació, creció y se reprodujo, literalmente, el cuervo que hoy tuvo en vilo a la sociedad toda. La familia se apoderó, también literalmente, de los aportes de trabajadores que transportaban cualquier cosa. Caudales, niñitos, chupetes, libros, cereales, combustibles, flores silvestres, ositos de peluche. Un fangote de guita ingresa a las arcas del sindicato de los camioneros. Tanta que su dirigente máximo es hoy un próspero empresario del rubro. Hay antecedentes. Jorge Triacca, por dar un solo ejemplo.
¿Cuándo y por qué el "compañero" Moyano cruzó la vereda y entró al living tenebroso como invitado de lujo? Permítanme otra cita, esta vez, literaria. El notable escritor alemán Günther Grass tituló su libro de memorias "Pelando la cebolla" (Alfaguara, 2006). Esta cebolla, que nos tuvo en lágrima viva, se puede pelar por capas, como hacen las criollas de nuestra patria. La primera, la superficial, era por la puja salarial. Si leemos la solución, huele a cebolla cocida por la patronal y el cuervo en cuestión, como si Hugo se hubiese sentado a la mesa de negociación un rato vestido de laburante y otro como patrón. La segunda capa, la más sabrosa, tiene como excusa el piso del Impuesto a las Ganancias sobre los sueldos superiores a cinco mil doscientos pesos. Sería justicia, pero es una mirada tuerta, sesgada. El país tiene aún un buen número de ciudadanos sin trabajo y viene de una historia reciente de disgregación social y colapso económico y político. Hace, apenas, diez años. Como en el caso del 82% móvil para los haberes jubilatorios es justo e ideal, pero todavía no posible. El rumbo iniciado en 2003 ya subió ese piso impositivo hasta donde le es posible.
La tercera de las capas, la más profunda, tiene fecha. Octubre de 2011. El cuervo quiere ser candidato. Y lo exige explícitamente, pero no pasa el casting. Entonces cambia el discurso y la cacerola (no sé si me explico).
Acabo de escuchar que Moyano ha dejado de ser Secretario General del gremio para confesar que es el dueño. Todo lo que se firma, se declara o se negocia es obra exclusiva de él. Una muestra cabal de democracia sindical.
Este rumbo iniciado el 25 de mayo de 2003 llegó al gobierno con una sobrecarga de personajes siniestros. De a poco y según se van produciendo medidas de inclusión (no te voy a fatigar con la lista, lectorcito) puede ir arrojando lastre. Lastre político, a saber: Roberto Lavagna, Martín Redrado, Enrique Thomas, luego Julio Cobos, más tarde Alberto Fernández, Carlos Soria (con la involuntaria colaboración de su señora esposa, hoy imputada de homicidio agravado por el vínculo), entre otros. Pero aun queda lastre por lanzar. Por ejemplo, los hermanitos Gioja, el embajador argentino en Colombia, con mudanza territorial, Daniel Scioli, Gildo Insfrán, también entre varios más.
¿Dónde andará, en que cueva se esconderá el cuervo mayor, Eduardo Duhalde?

viernes, 8 de junio de 2012

No cualquiera

Empiezo por los nombres para que se conozcan los personajes de esta obra contemporánea. A la protagonista  ya la conocen. Es Micaela Lisola, la piba sanjuanina de 16 años que quiso contarle a sus compañeros de estudios qué significaba el 24 de marzo en nuestro país. Como es de público conocimiento, la presidenta destacó el gesto y destacó también el curriculum de María Isabel Larrauri, la rectora de la Universidad Católica de Cuyo que, literalmente, le arrancó el micrófono a la joven y la sancionó con amonestaciones. Cristina le mostró a la sociedad argentina una foto de la arrebatadora y disciplinadora con Videla, Menéndez y otros sátrapas, en tiempos un poquitín perversos. Y aquí hace su entrada en escena el otro protagónico del dislate. Se llama Alfonso Delgado Evers y es obispo de San Juan.
El tío Google dice que, aunque tiene un hermano desaparecido en dictadura, respaldó a Isabel Larrauri en su actitud censuradora. La rectora le había dicho a Micaela que el asunto de marras "No estaba chequeado", como si fuese un boleto de avión. Está chequeado desde el 2 de agosto de 2002 y se llama Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, según reza (una delicadeza mía, che) la Ley 25.633, sancionada por el Congreso Nacional. Pero, en fin, sigue diciendo don Alfonso que en ese colegio sí se habla de la dictadura. Cabe preguntarle cómo. Si, por un lado, no se considera un episodio histórico fehacientemente probado, ¿qué hace doña Isabel acompañada de esos conspicuos genocidas en la foto que mostró la presi? Además, ¿no tiene en cuenta el señor prelado que, por muy Opus Dei que sea, debe cumplir con una ley de la Nación?
Sigue Alfonso, con un argumento tan delgado como su apellido. Que no es un tema, el gesto de Micaela, tan importante como para que Cristina se ocupe de él. Que le parece más preocupante cómo hace el curita para llegar a fin de mes.
Así que, por favor, agregue a la lista de casos increíbles, a saber: que un señor creó el mundo en siete días, que una señora dio a luz un bebé no concebido sexualmente, que ese bebé, ya crecido, fue asesinado, pero resucitó ¡tres días después!, que otro señor, con nombre de tubérculo alimenticio y que vive en el Vaticano no se equivoca nunca (ni siquiera para elegir mayordomo o directores de bancos). Entonces agregue, digo, que el obispo de San Juan, Argentina, tiene dificultades económicas para llegar a fin de mes. Es como dijo Isidoro Blaisten: "Creer o reventar. Pues entonces, reventar"
Pero el otro razonamiento, más flaco todavía que el anterior, es que "cualquiera", en esa época, podía sacarse una foto con alguien con gorra. Sí, a mí me pasó. Tengo una foto con el guía turístico de la casa de Trotski, en Coyoacán, México. Se llamaba Jesús (una picardía de la historia que un Jesús me cuente la vida de Trotski), usaba una gorra similar a las que eran comunes en el Ejército Rojo, pero sospecho que don Alfonso no se refería, precisamente, a ese tipo de gorras.
Se me ocurre que cualquiera no. Ni Norita de Cortiñas, ni Osvaldo Bayer, ni Rodolfo Walsh, ni Mempo Giardinelli, por nombrar algunos de mis referentes éticos, tienen fotos con gorras genocidas. Al menos, no voluntariamente. En cambio, abundan los archivos en los que hombres de sotana posan, beatíficamente, junto con los criminales de uniforme o de traje y corbata. Es más, en algunas imágenes se los ve asistiéndolos espiritualmente.
Así que cualquiera no. Cómo en aquel sketch de Les Luthiers: "Sólo unos pocos elegidos".

martes, 5 de junio de 2012

Están golpeando

Estaba en un frasco. Quiero decir, enfrascado en la lectura. Por la mañana, me atrapa el nuevo trabajo de Alejandro Horowicz, "Las dictaduras argentinas" (Edhasa,2012), profundo, fascinante, y por la tarde, antes de irme a la radio, tengo cita con Petros Márkaris y su comisario Kostas Jaritos, inmersos en el clima de fin de fiesta que plantea "Con el agua al cuello" (Tusquets,2012). Crímenes de banqueros en la Grecia actual.
Por eso me sorprendí cuando mi esposa dijo: "Están golpeando". Pensé: "Tengo que ir al otorrino. Carajo, la vejez me está llegando". Le pedí amablemente a mi perro, Galileo, que no se escape (tiene un sentido compulsivo de la libertad) y abrí la puerta de calle. No había nadie. Además, por qué iban a golpear si tenemos timbre. Eso le dije.
Con la paciencia que la caracteriza me contestó: "No, fijate. Están golpeando a periodistas". Pensé que el "polémico" Moreno y el "polémico" D'Elía se habían encontrado en Plaza de Mayo con Lanata. Tuve que dejar por un rato al amigo Jaritos porque en "6,7,8" emitían por enésima vez la agresión a sus muchachos. Es que cometieron el "error" de ir a mostrar un cacerolazo vip de las señoras, señoritas, señores y señoritos de los barrios ricos de Macrilandia. Se convocaron a través de las redes sociales y llegaron a Santa Fe y Callao, por segunda vez en quince días. El enojo: extrañan el sushi, sus hijas mueren por una Barbie y los únicos arbolitos que funcionan están muy ocupados en atender a sus perros meones.
La paliza que vi por televisión es un aviso. Clasificado. Dice: "Hay piñas, patadas y palazos para periodistas militantes del oficialismo. Ofertas por pago en dólares. Preguntar por el Sr. Jorge."
Tan grave como la agresión me parecieron las "solidaridades" de Lanata, Luis Majul y Magdalena Ruiz Guiñazú con los agredidos. Repudiaron, pero. La culpa, según estos próceres, la tiene el gobierno. Porque es intolerante, porque atenta contra la libertad de expresión, porque pone en peligro las instituciones, porque no permite la importación de queso brie y así. El mismo argumento que pretende justificar a los violadores: "Y qué querés. Si la mina usaba una minifalda terrible y el escote le llegaba hasta el ombligo. En realidad, estaba pidiendo que se la cogieran".
Si trato de explicarle al camarógrafo herido que, me parece, que fue víctima de un gesto de debilidad, me manda a la mierda. Y con razón. Pero la impotencia de clase ante la ley de revalúo fiscal de las propiedades rurales bonaerenses, la fecha de caducidad de la cautelar contra la Ley de Medios y la histeria tóxica (buen título para el próximo libro de Stamateas. De nada) del mercenario Lanada, hacen un cocktail propicio para estas demostraciones de valentía.
Es cierto que, cada vez que habla en público, Cristina insiste en que gobierna para los cuarenta millones de habitantes, pero sus medidas de inclusión ponen nerviosos a los que estaban acostumbrados a manejar el país como una estancia. Y creo que está bien que se enojen, pero no así. Es tan pobre el discurso, ahora le dicen relato, que llegan a la histeria en subte, sin importarle quién lo maneja.
En la Grecia de Jaritos se suicidan los jubilados, como los nuestros en 2001 y 2002. Un historiador lúcido desmenuza qué nos pasó a través de los Golpes de Estado que supimos conseguir. Y, mientras tanto, hoy se pone en marcha la Ley de Identidad de Género sin que se caiga el cielo ni se hunda la tierra.
Sí, están golpeando, son pocos, son apocalípticos y crueles. De sólo pensar que los próximos agredidos pueden ser mis compañeros, o yo mismo, me sube la confianza en el sendero. Aunque, claro, prefiero el debate a la pelea.

domingo, 3 de junio de 2012

Augures

                                                      "Habrá que declararse incompetente
                                                        en todas las materias del mercado"
                                                                                                   Fito Páez


Eran sacerdotes en la antigua Roma que practicaban la adivinación. Durante el Imperio sólo podían ejercer el laburo los patricios. Luego, en la época de la República, el oficio fue ejercido también por los plebeyos. Se remitían al canto, el vuelo y la manera de comer de las aves y, supletoriamente, a la forma de las nubes, la luna y otros signos de la vida cotidiana. Hoy se utiliza la borra del café y la tapa de algunos diarios o los boletines informativos, como hace el Grupo TNbroso.
También los mayas tuvieron sus pronosticadores. Famosos en estos tiempos porque, supuestamente, han anunciado el fin del mundo, resulta paradójico que haya sido el mundo (el occidental y cristiano) el que los hizo desaparecer.
Los de hoy ya no usan hábitos. Al menos, no necesariamente, pero vienen pifiándola sin ruborizarse y sin que los periodistas de los medios dominantes les enrostren el archivo de sus despistes. Se los puede ver de saco y corbata, con rostro circunspecto, como si estuviesen descifrando unas verdades reveladas. Y a sus interlocutores subyugados hasta babearse en cámara.
Leyendo el diccionario de la muy monárquica academia de la lengua madre que nos parió, la gendarmería del idioma, me viene a la cabeza un listado, seguramente incompleto, de vaticinios catastróficos emanados de cuevas de impresentables con prestigio. Es que, apenas unos pocos días después de asumir el gobierno Néstor Kirchner en 2003, se le auguró una duración de apenas un año si no cumplía un úkase redactado por José Claudio Escribano, por entonces la pluma mayor del diario La Nación. Doy fe. Pues no. El modelo tiene ya nueve años de vida y parece que va por más.
Recuerdo, por ejemplo, las afirmaciones de algunos legisladores que decían defender el bolsillo de los jubilados. Para ellos, la ley que obliga a dos aumentos anuales en sus haberes los iba a perjudicar.
La rubia trucha chaqueña vaticinó, con soberbia, que había armas contra los manifestantes de la movida agroderechosa de 2009. En ese mismo contexto se dijo que el país terminaría importando leche y pan, que el kilo de lomo alcanzaría los ochenta pesos y que el país era el campo. Hasta se predijo la muerte violenta de un periodista "si el gobierno así lo quiere", Joaquín Morales Solá dixit.
El senador jujeño Gerardo InMorales aseguró que Milagro Sala le pega a las mujeres de la Tupac.
El señor Duhalde (lamentablemente, el único que queda vivo con ese apellido) dijo en 2010 que la batalla la ganaban por nocaut o abandono. Hace pocos días el hombre gris, Hermes Binner, afirmó que transitamos una época de fin de fiesta.
Ni qué decir de la institución que tiene una experiencia bimilenaria en pronosticar desgracias individuales y colectivas. Desde el castigo divino por masturbarnos, pasando por el apocalipsis cuando se aprobó el divorcio vincular, hasta nuestros días en que, por intentar tapar su estructura corrupta, demoniza el matrimonio igualitario y los cambios modernizadores en el Código Civil.
Los violentos manifestantes del conchetaje porteño pronostican lo mismo. Su mejor argumento es la agresión física. También es su debilidad. El mismo espectáculo dieron treinta escuálidos clasemedieros mendocinos.
Que Néstor manejaba a Cristina o viceversa, según quien ocupara el Ejecutivo. Llegaron a decir que la maltrataba físicamente. Que Cristina es bipolar. Que se pelea con sus ministros. Que ocupó una suite en un hotel de Nueva York. Claro, usted me dirá que estos últimos no son vaticinios ni pronósticos sino mentiras, inventos. Y tiene razón, pero forman parte del mismo chip cultural de la mediática clase media nacional. En estos días comenzó a circular un presunto plan de pesificación obligatoria de la economía. Otra burrada que alimentan algunos odios viscerales.
No sé qué pájaros utilizan para ver lo que viene, pero, en todo caso, la culpa no la tienen las aves sino los que le miran el vuelo. Es tanta la mimetización que sufren los augures rioplatenses que terminan graznando como animales de mal agüero (aunque el Kun no tenga responsabilidad en este asunto).
El tema de fondo es que estos augures contemporáneos han perdido la iniciativa política y no tienen propuestas alternativas que cautiven electores. Para colmo, ya no pueden recurrir a los cuarteles como lo hacían habitualmente. Entonces en lugar del conspirador de uniforme ahora buscan a productores en 4x4 y a editores mediáticos trasnochados.
A diferencia de los religiosos del César, éstos ya no son inamovibles ni tienen un César ante quien arrodillarse. Tienen, eso sí, patrones insaciables y alimentados con odio de clase.