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domingo, 23 de junio de 2013

Necesita un té de tilo

Tiene unos bigotes poderosos, pintados de amarillo por obra y desgracia del abuso de tabaco. Si uno repasa su trayectoria descubre que no es su única mancha. Aunque tuvo su momento de gloria es bueno recorrer su derrotero, su tobogán moral, hasta llegar al exabrupto de hoy. Declaró, entre las risas de sus entrevistadores, en MDZ, radio de Mendoza, y la suya propia, que "A Cristina se la detiene amordazándola" (Recuerdo los versos de Mario Benedetti: "Seré curioso, ¿de qué se ríe?").
Es muy reciente, pero hasta esta tarde fría y gris de comienzos invernales no se conoce ninguna declaración de repudio de su Partido, el radicalismo, ni del arco opositor, ni de los Colegios de Abogados, ni de los jueces subrogantes, ni de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), ni de los responsables periodísticos y empresariales del medio donde se produjo el bochornoso episodio.
Es que Julio César Strassera, el autor de la simiesca brutalidad oral, tiene su prontuario. Es un hombre de la Justicia, justamente hoy tan visibilizada y hasta no hace mucho tan oculta, esa porción de torta estatal que es comida, digerida y vomitada por sus propios actores.
Antes, mucho antes, de ser el fiscal del Juicio a las Juntas genocidas, don Julio había jurado desempeñar fielmente su cargo de Fiscal General según las normas del mal llamado Proceso de Reorganización Nacional. Su misión era encargarse, por ejemplo, de responder a las presentaciones de habeas corpus que intentaban averiguar el destino, generalmente siniestro, de los detenidos políticos de entonces. Algunas de sus víctimas fueron el exgobernador de Santa Cruz, Jorge Cepernic, preso a disposición del Poder Ejecutivo de facto. El 19 de marzo de 1979, en plena orgía de sangre, secuestros, desapariciones, torturas y robo de niños, el hoy impoluto afiliado radical entendió que era justo, legal y apropiado que permaneciera en cana. También Lidia Papaleo, la viuda de David Graiver, hoy querellante en la causa en la que se investiga si la transferencia de acciones de Papel Prensa constituye delito de lesa humanidad, vio frustrado su pedido ante Strassera. Estaba clandestinamente detenida, esposada a una cama de hospital y tratando de reponerse de las torturas a las que había sido sometida luego de haber firmado, bajo amenaza, la cesión de la empresa que dirigía su esposo antes de su muerte en un extraño accidente aéreo.
La "Masacre de San Patricio" se produjo el 4 de julio de 1976 y dejó como saldo el asesinato de tres sacerdotes y dos seminaristas palotinos. También allí jugó un rol vergonzoso este insultador crispado. Como fiscal solicitó el sobreseimiento provisional de la causa porque, dijo, no se pudo individualizar a los autores del crimen. En 1981 la dictadura lo premió nombrándolo Juez de Sentencia.
Y sin embargo, en su foja de servicios figura como miembro (supongo que ex) de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos), una prueba más de la generosidad, casi suicida, de cierto progresismo vernáculo, bajo el influjo del alfonsinismo de los ochenta.
Algunos antecedentes de este tierno personaje que reacciona según su ADN de chimpancé furioso. O inspirado por aquel bestialidad gráfica de Hermenegildo Sábat que, en Clarín del 31 de marzo de 2008, cruzó dos cintas sobre la boca de Cristina, en pleno conflicto con los "sojetes", según la magnífica definición de Vicente Muleiro.
Del análisis profundo de su desmedido lenguaje se ocuparán filólogos, politólogos y demás logos de esos que abundan en nuestra matria. Solamente agrego que hay que estar demasiado nervioso e impotente para proponer la mordaza como método para debatir ideas. O ser un ser dinamitado por la soberbia de clase, un mediopelo en decadencia superado por el aluvión humano que predica abrazos, inclusión y equidad.
En fin, recuerdo sus palabras finales ante los jueces que debían dictar sentencia contra los genocidas. Yo también "quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece porque pertenece ya a todo el pueblo argentino". Señor Strassera: "Nunca más".

jueves, 20 de junio de 2013

El sexteto

"Tahúres, supersticiosos, charlatanes y orgullosos"
"La aristocracia del barrio", Joan Manuel Serrat



Nadie prometió que iba a ser fácil, ni que la ruta era pavimentada y con florcitas en las banquinas. El país, este barrio que nos vio nacer y crecer, que sufrió la partida de miles de sus hijos y que comenzó a reconstruir sus casas, tiene los altibajos de cualquier conglomerado humano. Risas, agachadas, traiciones, duelos y nacimientos. Y así vamos.
Los aristócratas ganaron el primer set por 6 a 1. Perdón, no quiero deportivizar (ya sé, suena a neologismo barato) un asunto demasiado serio y que nos incumbe directamente. Prometo cuidar mi lenguaje y trataré de evitar blasfemias y otros piropos. Aunque se los merezcan.
Los supremos jueces argentinos decidieron que, por ahora, no podremos elegir a los integrantes del Consejo de la Magistratura, institución política creada por la reforma constitucional de 1994 y que tiene como función aprobar la designación de jueces y decidir si los pedidos para su destitución son o no viables.
Es que son garcas, según la tipología descripta por Vicente y Hugo Muleiro en su libro "Los garcas" (Planeta, 2013). Son herederos del Pacto Roca-Runciman, más cerca del apellido del pétreo genocida que el del extranjero. Son Rivadavia y la Baringh Brothers, más cerca de Bernardino que de los hermanitos ingleses. Son la oligarquía "con olor a bosta de vaca", como los definió un tardío Sarmiento. Son los que quieren "que el hijo del barrendero siga siendo barrendero", perfecta confesión ideológica de aquel milico de la Fusiladora. Son, siempre fueron, amigos y hasta socios de los poderosos. Uno de ellos, el nonagenario, es el gran cuñado de José Claudio Escribano, capomafia del diario mitrista quien, entre otras miles de perlas cultivadas, reprobó la condena a perpetua por delitos de lesa humanidad contra Jaime Smart, ministro de Camps y sus asesinos. Son los que cajonean cautelares en las bóvedas (ahora que el mediopelo mediático las ha puesto en la agenda) sagradas de la impunidad. Son los que reciben CEOS para rendirles pleitesía. Son también sus empleados jerarquizados, pero subalternos al fin. Son los que resuelven rápido bajo mandato empresarial, pero se demoran cuatro años para decidir que una ley está vigente por mandato popular. Son, parafraseando a Serrat, la garcocracia del barrio.
No es garantía que uno de ellos (en realidad, una) sea atea y partidaria de legalizar el aborto. Allí está el oprobioso ejemplo de Alejandro Rozitchner, asesor del macrismo, también ateo confeso, pero ejemplo explícito de cómo se puede mancillar el apellido de uno de los más lúcidos y profundos pensadores contemporáneos, su padre, León. A veces uno se siente mucho más cerca de Camilo Torres o Jaime de Nevares que de estos mamíferos del odio y del estiércol.
Se me puede objetar que son los mismos que declararon la inconstitucionalidad de las malditas leyes de Obediencia Debida y Punto Final, además de dictar el fallo que interpreta con carácter inclusivo el aborto no punible tipificado en el Código Penal. Ninguna de esas decisiones afectó directamente la corporación mediática y económica. Y, sobre todo, la propia. Tocó, principalmente, la rémora del poder militar dictatorial con sus complicidades civiles y, en el caso del aborto, la poderosa maquinaria católica retrógrada.
No son el contrapoder, según el argumento de los sofistas del establishment. Son, claramente, el contrajoder al impulso histórico de nuevas conquistas populares.
Después de todo, ¿cuánto batallaron las Madres y Abuelas para derribar el muro de la impunidad?, ¿cuántos obreros y obreras murieron para alcanzar las 8 horas de trabajo?, ¿cuántas sufragistas sembraron el camino?, ¿cuántos guerrilleros no entraron en La Habana el 1 de enero de 1959 porque dejaron su sangre antes?, ¿ cuántas parejas vivieron sus amores en la clandestinidad hasta que lograron la Ley de Matrimonio Igualitario o el divorcio vincular?, ¿acaso no hace 160 años que espera entrar en acción, hacerse realidad, el artículo 24 de nuestra Constitución Nacional que establece el juicio por jurados?. Siempre temerosos de la voz del pueblo, parece que saben, olfatean que el asunto va a en serio y se hacen encima. Por muy empingorotados que se muestren son apenas seis, que se erigen en representantes de lo más rancio del barrio. Y seis podrán retrasar el reloj, pero no detener el tiempo.
Son Elena Highton de Nolasco, Carmen Argibay, Carlos Fayt, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y todos bajo la batuta de Ricardo Lorenzetti. Son, se los presento, El Sexteto Tongo.

martes, 18 de junio de 2013

Esopo no es opo

Aunque no se puede asegurar que haya existido en la vida real, el fabuloso fabulista griego nos ha dejado una buena cantidad de sus relatos con moraleja que aún hoy son leídos con placer. Esopo, de él se trata, vino esta mañana a visitarme. Llegó entre las páginas del diario "Los Andes" y apareció en fascículo, como huyendo de la desastrosa situación actual de su Grecia natal ("Liquidación final", Tusquets, 2013, le llama a su nueva novela el extraordinario Petros Márkaris)..
Como nada es concreto respecto de su vida, su obra y su muerte (dicen, habría, parece, se supone, son un clásico en las supuestas referencias biográficas. De ahí aprendieron a redactar en el otrora "gran diario argentino"), me remito a la realidad real. Es que, precisamente, "Clarín" acaba de lanzar la colección "Fábulas de mi país". Y empieza mintiendo pues esta primera entrega es oriunda del país de Aristóteles, Platón y Esopo. Se llama "El pastorcito mentiroso" y confirma cierta tendencia de los medios hegemónicos por volverse autorreferenciales, acaso como una reacción inconsciente ante tanta morochada territorial.  La adaptación literaria corre por cuenta de Luciana Acuña, lejos, muy lejos de La Fontaine y Samaniego, pero en castellano básico. Seguramente, porque aquí se trata de un negocio y no importa tanto si los niños leen mucho, poquito o nada. Importa que papá y mamá compren. El ilustrador es el uruguayo Horacio Gutiérrez, quien firma como Hogue, y la idea y concepción de la obra (así dice, expresamente a vuelta de tapa) es de EME Marketing Editorial (¿Eme de Magnetto, manipulación, mugre, miserable, mentira? o ¿E de Ernestina, M de Magnetto y E de Escribano, el gran cuñado del supremo Fayt?).
Como la fábula del pastor que miente a repetición tiene patas cortas, en esta primera entrega se agregan dos más. A saber: "La gallinita roja", alegoría tardía del viejo peligro comunista, y "La liebre y la tortuga", metáfora berreta de la bondades de la empresa privada y el Estado, respectivamente.
Pero lo más destacado, permítame insistir, es la vocación que tienen estos tipos por el autobombo, aunque sea para destacar lo peor de su propia historia. Si para darse corte, como decía mi vieja, tienen que recurrir a unas fábulas ("Ficciones artificiosas con que se encubre o disimula una verdad", dice el mataburros real en una de sus entradas) escritas por personajes de cuya existencia se conoce poco es que están jodidos y necesitan un congreso internacional de psicólogos para que se hagan cargo del asunto.
Lo cierto es que Esopo no es opo, por más que intenten venderlo en los quioscos.

domingo, 9 de junio de 2013

Patos criollos

Mientras me devanaba el marote para entender cómo Caritas iba a hacer para terminar con la pobreza en dos días, según el lema de su campaña financiera anual y trataba de descifrar qué quiso decir el Papa con eso de que "En el mundo no manda el hombre sino el dinero", como si éste fuese manipulado por un consorcio de marcianos y no por varios grupos concentrados, entre ellos su secta globalizada, me encontré con Luis Villalba. Conversamos, como siempre, amablemente. Esta vez le tiré la idea de que ciertos personajes creen que por ser zurdos, fumar en pipa, ostentar barba y leer a Galeano son de izquierdas. Mientras él lo pensaba, nos sentamos a tomar un café (no sean malpensados, cada uno el suyo) y me contó este cuento que, más que basado en hechos reales, es un hecho real. Pero como trato de no ser maleducado, primero se los presento. Luis es escritor, cineasta, poeta, profesor universitario, guionista y director de cine, sibarita, hincha de Godoy Cruz Antonio Tomba y el Manchester United (nadie es perfecto), hermano de una monja sui generis y, fundamentalmente, un amigo entrañable. El tipo venía furioso, con esa indignación que sólo los dignos manejan con inteligencia. Y se despachó.
Como todos los años las autoridades de Cultura de la provincia ofrecen a las escritoras y escritores vernáculos.que entreguen ejemplares de sus obras para ser exhibidos y, eventualmente, vendidos en el stand de Mendoza, durante la Feria del Libro de Buenos Aires. Y allí fue el ingenuo con sus diez libritos de "Cuaquito", cuentitos creados por él e ilustraditos por Chanti y que es una reedición en 2012 de los que el autor había publicado originariamente entre 1978 y 1980 en el diario "Mendoza", entonces con dibujos de Mirtha Castillo. Para escándalo de la bestialidad censora de los genocidas de su época, la obra fue y es un regocijo de ternura y espíritu libertario, en clave infantil.
Llegóse don Luis a las mismísimas oficinas burocráticas del Ministerio en cuestión, entregó sus diez ejemplares, le fue otorgado el recibo correspondiente y se le manifestó que, una vez finalizada esa feria de vanidades literarias en el predio que la Sociedad Rural le birló a la patria, pasara a retirar los ejemplares sobrantes, si es que, y a cobrar sus maravedíes, como para poder invitar a una vuelta de café con tortitas a sus contertulios de los sábados a la mañana, entre las 10 y las 13, aproximadamente (no revelo el domicilio porque se nos agregan plomos insufribles, como ya nos sucedió una vez). No mucho más, no se crean. El hombre es modesto y vive con poco. Pero como buen argentino tiene su vida fiscal en orden y posee facturero propio y ya le dan la llave de su casa.
Terminados los menesteres librescos allá en la urbe macrista, se empilchó don Luis como para ir a una cita romántica (es bueno que sepan que nuestro héroe es un decimonónico prototípico) y fue al encuentro del resultado de la aventura de su obra. Algún solícito funcionario lo anotició de ciertas novedades, a saber: la cosecha de sus monedas y/o ejemplares sobrantes estaba en poder, le dijo, de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) de Mendoza, entidad parasitaria que nuclea maestros de cocktails, escribanos de ombligos líricos y señoras de jubilaciones bíblicas. Recuperado de la sorpresa, el creador de Cuaquito, intentó una pálida protesta, pero se resignó ante lo inevitable. Cuando tomó el coraje suficiente consultó telefónicamente los pasos a seguir y se le comunicó, sin anestesia ni protocolo, que para recuperar el ejemplar remanente y el equivalente en pesos moneda nacional de los nueve vendidos, previa retención del 30% de lo recaudado para adquirir golosinas y cotillón para la próxima kermesse, era condición sine qua non ingresar a la entidad mencionada, en calidad de socio. En síntesis, le cambiaron la cancha.
Como el recibo en su poder había emergido del vientre burocrático del Ministerio de Cultura mendocino la confusión se apoderó de su ya frágil paciencia. El indignado escritor se acordó de los parientes del funcionario culturoso, hasta llegar a la quinta generación hacia atrás, pero decidió que su nivel de colesterol no merecía un incremento por tan nimia desprolijidad. Ergo, pensó, que se guarden en el orificio que ustedes imaginan, el ejemplar y los maravedíes o su equivalente en euros.
Por supuesto, terminé pagando yo su café y el mío, feliz por no haber sido también víctima del despropósito burrocrático.
Me apuro en declarar y aclarar que, como decía mi vieja, "la culpa no es del chancho", o sea la entidad parasitaria, y también que "el que se acuesta con un bebé sin pañales", o sea el Ministerio, "amanece mojado".
No supongan que en el trasfondo de este relato hay un antioficialismo de pago chico, larvado o sublimado. Ni siquiera. Se trata, según mi modesta opinión, de un caso explícito de desidia, ineficiencia y pelotudez que, eso sí, hace daño, mucho daño.
O como dice mi amigo Mempo Giardinelli, un ejemplo prístino de funcionarios con "mentalidad municipal".



martes, 4 de junio de 2013

Un creativo maligno

Aunque me produzca un sentimiento muy particular quiero adelantar que no es mi amigo. Ni siquiera lo conocía. Compañeros de tertulia lo han visto en un bar, desternillándose de risa sin motivo aparente. En una de las pocas esquinas infernales de esta ciudad pacata, el tipo bebía un café cargado, oscuro y humeante, muy humeante. Los mozos y los parroquianos se quedaron perplejos ante la carcajada potente y sorpresiva. Es que nada había ocurrido, nadie había dicho algo insólito, fuera de lugar o que justificase esa reacción. Ninguno supo lo que aquel sujeto estaba mirando.
Él sabe que en estos diez años se le trastocó la vida a mucha gente. A algunos para mejor. A otros para peor, tal vez porque la vida les tocó el traste. Y no estaban acostumbrados. Siempre, siempre, habían sido ellos los que decidían qué traste hay que tocar. Como él lo sabe, se puso a pensar. Pensó, pensó, hasta que se le ocurrieron dos grandes ideas para compartir con esos señores trastocados para mal. Extrajo su teléfono celular del bolsillo trasero derecho del pantalón (casi todo atrasa aquí, hasta el pantalón) y marcó un número que sabía de memoria.
-Hola, habla Mefis, ¿está Julio?- Esperó. A los cinco minutos, cuando su paciencia se agotaba rápidamente, escuchó: "Hola, no soy Carlos, soy Julio, ¿quién habla? (Seguía siendo un maestro en ese estilo de hablar por la negativa).
-Soy yo, pelotudo, Mefis, ¿ya no me reconocés? Tengo una propuesta para hacerte que, si la aceptás, te va a sentar de culo, literalmente, en la casa de las leyes, en el Congreso.
-Dale, no hablo (quiso decir que escuchaba), contá.
-Vos salí a decir que sos Julio en agosto. ¿Entendés?
-No, pero no importa.
Y así se puso en marcha la campaña para instalar al señor Cobos en la Cámara de Diputados de la Nación. Seguramente lo logrará. Pero lo que Mefisto desenmascaró con su lema es que Mendoza atrasa. No debe haber frase más corta y más clara para confirmarlo: "Julio en agosto".
Claro que no es el único iluminado por el fuego del Maligno. Veamos. "Ayudame a meterlos presos" solicita confianzudamente Carlos Aguinaga, cachorro de una estirpe de chacales políticos de larga y venenosa tradición local. En principio, no sé quién lo autorizó a tutearme, pero como no especifica a qué individuos intenta meter en cana, me permito pensar que, como dice mi amigo Roberto, "Veré que puedo hacer". Aunque sospecho que no estamos hablando de los mismos. Yo miro para su rancho y él, me juego, está obsesionado con las personas de piel oscura. Lombrosiano el ganso.
Otra del mismo palo. "Nunca K", dice el mismísimo, mientras Mefisto está doblado en dos de la risa que le da haber abierto el Parnaso del dislate callejero. Es que, ya se sabe en esta comarca de los médanos y las bellas féminas, es él quien inspira a los cartelistas del establishment reaccionario.
La oralidad, la fonética, nos ayuda a recordar otras épocas. El "nuncaká" nos retrotrae a 1952 (¿no le dije?, Mendoza atrasa). En la campaña presidencial yanqui de ese año Dwight Eisenhower, a quien en su barrio le decían "Ike", era el candidato republicano (los gringos suelen ser maestros del eufemismo) y sus creativos pergeñaron el lema "I like Ike", que quiere decir, en castellano callejero, "Me gusta Ike" y que en inglés de pub se pronuncia "ailaikaik". Con la boca abierta como para chupar naranjas. Para saber cómo le fue, véase el libro de Umberto Eco, "Apocalípticos e integrados" (Lumen, Barcelona, 1965). No seré yo el que le dé las malas noticias.
Y así podemos seguir un rato, acompañando a Mefisto a recorrer sus ocurrencias. "Para frenar a Cristina", propone Luis Rosales, cuyas espinas no lastiman ni a sus correligionarios "anser domesticus". Otra vez el atraso. La inspiración mefistofélica le surgió hojeando un libro de Historia. Si "La Porteña" fue, en 1873, la primera locomotora argentina, el rosal ganso mendocino reconoce que "La Morocha" es la locomotora política del siglo XXI. Es que, perdón por la insistencia, Mendoza atrasa. También desde el inconsciente, según el tío Sigmund.
En fin, Mefisto va por el cuarto café y los carteles le guiñan el ojo derecho, mientras los parroquianos siguen preocupados por el destino final del club de sus amores y las señoras, muy aseñoradas, preguntan el precio de ese vestidito floreado que imaginan en el cuerpo de su muñeca de 20.

sábado, 1 de junio de 2013

Dos idiomas

Especial para "La Tecl@ Eñe"


"Cruel en el cartel,
la propaganda manda cruel en el cartel
y en el fetiche de un afiche de papel
se vende la ilusión,
se rifa el corazón..."
Afiches, Homero Expósito


Lejos ya de la esperanza del esperanto como idioma universal, sigue fragmentado el uso de la lengua como uno de los medios de comunicación preferidos por los primates que somos. Claro, no el único. Nada puede reemplazar a un dedo medio alzado cuando de reprobar se trata. O un beso apasionado, silencioso y húmedo, para decir te amo.
Leo que en la India coexisten veintidós idiomas de uso oficial, además del inglés, seguramente como rémora del colonialismo que azotó a ese país. Canadá es francófono y anglófono, según donde se viva. En nuestra Sudamérica, en Bolivia, por ejemplo, la Constitución de esa patria plurinacional reconoce a treinta y ocho etnias, con sus respectiva diversidad lingüística. Y así podría cubrir páginas y más páginas recorriendo el mapa del mundo para graficar el despelote global del habla. Pero no es mi propósito, serénese y siga con ese café con leche, moje la medialuna como le enseñó su hija y festeje conmigo la noticia que me llega en este viernes frío, pero con sol mendocino, y que me arranca la segunda sonrisa de la mañana: ha muerto Jorge Rafael Videla, varias veces condenado por genocidio, en prisión, como corresponde. Mis nietos tendrán una mejor vida sin esa lacra pisando la tierra. Nosotros también. Ahora habrá que leer, atentamente, cada aviso fúnebre en los diarios serios de la Argentina, como enseña Rogelio García Lupo. La primera sonrisa fue, como es habitual, la juguetona cola de mi perro, dándome la bienvenida al mundo de los somnolientos.
Pero volvamos al idioma. O los idiomas. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner declaró, enfáticamente, que no va a proponer ninguna reforma de la Constitución Nacional que nos rige. Al día siguiente el diario "Clarín" y sus secuaces titulan: "Cristina volvió a coquetear con reformar la Constitución". Según la monarquía del idioma castellano coquetear es "Tratar de agradar por mera vanidad con medios estudiados". Si dejamos de lado el párrafo que alude a los "medios estudiados" (desde McLuhan, pasando por Eco y hasta Ramonet, para no abundar) no encuentro relación semántica entre los dichos presidenciales y el exabrupto mediático. Eso sí, que la Morocha es coqueta resulta evidente. Pero la relación ideológica aparece un poco más clara. Es como la nueva (¿nueva?) estrategia de victimizarse con una inventada intención de intervenir las empresas del Grupo para luego salir a decir que el alboroto autopromovido frustró ese intento. Sí, eso que estás pensando: retorcido y falaz. Cuando el gerente de la Ciudad Autónoma de los Buenos Aires, y las hermosas minas y los muchos baches, dice que emite un decreto de necesidad y urgencia para salvaguardar el derecho de expresión y la libertad de prensa, ¿está diciendo, exactamente, eso?. ¿Se habla el mismo idioma en nuestra matria? No me refiero a localismos, modismos y regionalismos. Todos sabemos que lo que en Berazategui son colitas, aquí le llamamos chapecas; lo que en Gualeguaychú es culo, en Mendoza es poto; si viviera en Santiago del Estero mi choco sería mi perro. Ejemplos, nomás. Al fin y al cabo son maneras de la identidad popular.
Desde el asiento delantero del taxi porteño y mientras procuraba que el taxista no me hablara, veía el afiche con el rostro de Graciela Ocaña y el texto que lo acompaña (la rima que acaba de aparecer me confirma como pseudopoeta de cuarta. Perdón): "Para terminar con la corrupción sólo hay que hacer lo correcto". Y uno que se duchó cantando "El necio", de Silvio, que salió a la intemperie como un pájaro liberado, uno tiene ganas de encontrarse con la así llamada "Hormiguita" (¿negra o colorada?), invitarla a tomar un café con tortitas mendocinas y preguntarle, mirándola a los ojos, si no es lo correcto haber reabierto las escuelas técnicas, haber creado nueve nuevas universidades públicas, haber incorporado casi tres millones de nuevos jubilados al servicio previsional estatal y reajustarle el canon dos veces por año, legalmente, si no es lo correcto crear casi mil quinientas escuelas nuevas y haber repartido más de dos millones y medio de computadoras a los y las estudiantes del país, si la Asignación Universal por Hijo y por Embarazada o la regulación de los derechos de las trabajadoras de servicio doméstico, los programas de construcción de viviendas, la Ley de Medios y la de Identidad de Género o los juicios a los genocidas y el matrimonio igualitario  y una casi interminable lista de conquistas conseguidas y, en muchos casos, recuperadas, no son lo correcto.
Tómese el cafecito, Graciela, porque veo que el repaso parcial de los logros de la década la tienen un poco atragantada, como si la tortita hubiese hecho una escala técnica en su delicado y femenino esófago. Visto lo cual, le prometo no seguir para que usted no se revuelva incómoda en su silla. Trague tranquila y digiera con lentitud, como aconsejan nutricionistas y gastroenterólogos.
"Ella o vos", proponía el ingenio de un señor pelirrojo, colombiano y derechoso. Se supone que Ella es la Morocha y vos sos tan gil que te comés el amague. La jueza Burubudubudía le dijo que eso era campaña electoral y, como todavía falta un tiempito para eso, le ordenó guardar los afiches para mejor oportunidad. Mientras tanto, entonces, sigue siendo "Ella y vos". Después de octubre hablamos.
Es que nuestra Historia brinda ejemplos patéticos en el uso y mal uso de los significados. Sólo con recordar que el Golpe de Estado del 16 de setiembre de 1955 fue presentado, y es recordado, como Revolución y para más sorpresas, ¡Libertadora!. Y el de Onganía, el 28 de junio de 1966, también como Revolución Argentina ("A mí me derrocaron las veinte manzanas que rodean la Casa de Gobierno", dijo don Arturo Illia), alcanza para ejemplificar que, por ejemplo, el término "revolución" brilla cuando acompaña la trayectoria del Che o Manuel Dorrego y se bastardea en boca de los delincuentes que se robaron bebés o desaparecieron a casi toda una generación.
En fin, que en nuestro territorio de la lengua, ese que Carlos Fuentes consideró, virtuosamente, como de "la mancha" y que, sin embargo, hace a la región "más trasparente", una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Por eso, si usted se encuentra con afiches llenos de vacío conceptual puede suceder que le ocurran dos cosas: que se quede perpleja ante la abstracción gramatical o que empiece a sospechar que le están escondiendo las intenciones, por impresentables.
El consejo, si me lo permite, es que siga con el café, sus nietos, su perro, sus amigos, sus amores y los compañeros, en este vuelo de pájaro libertario y hoy, con un monstruo menos en el camino.