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lunes, 31 de diciembre de 2012

Mis deseos

Como es habitual he recibido, y sigo recibiendo, mensajes de fin de año. Felicidades, augurios, sueños, deseos, prosperidad, familia, amigos, salud, comprensión, confraternidad, unión, paz, armonía. Tópicos todos que, con mejor o peor redacción se repiten hasta el hartazgo.
Me imagino y quiero creer que todos, o casi, son sinceros (a algunos ni siquiera los conozco. Es más, no tengo interés en conocerlos), pero me queda la sensación de que, larvadamente, ocultan la cara oscura de su pensar y sentir. Como no quiero sumarme a esa cuota de hipocresía disfrazada de amabilidad es que, a continuación, va un listado de contradeseos, si se me permite la expresión, o deseos íntimos para algunos personajes que han hecho de mi vida y, sobre todo, de la vida colectiva, un permanente campo de pruebas para ver cómo jodernos la existencia cotidiana. A saber, dos puntos.
Esa enumeración la encabeza, por mérito propio, el Grupo Clarín y sus adláteres La Nación y Perfil. Siguen, en desorden de importancia, los Fondos Buitres apátridas y sus lacayos nacionales, Hugo Moyano, Eduardo Duhalde, Mauricio Macri y su cría el PRO, el cardenal Bergoglio y su sucesor, Arancedo, Maledicto XVI, los republicanos yanquis y los demócratas que se les parecen, David Cameron, Elisa Carrió, las hilachas del radicalismo, la corporación judicial, los barrabravas del fútbol y la política, el Momo Venegas y Luis Barrionuevo, Pablo Micheli y Raquel Blas, Jorge Altamira, Vilma Ripoll y toda la dirigencia ultraizquierdista cómplice de la derecha retrógrada, la contra venezolana y la ecuatoriana y la boliviana, Mariano Rajoy y Angela Merkel, todos los malparidos que no permiten que las mujeres sean libres de elegir su vida y qué hacer con sus cuerpos, cada uno de los explotadores de obreros y los masacradores de pueblos originarios, los plagiarios, los cantantes y artistas huecos, la televisión basura, los patrones agrarios y los traidores de la Federación Agraria, los esclavizadores de campesinos, las damas de beneficencia y toda forma de caridad. Este listado no es, por supuesto, taxativo. Admite correcciones y ampliaciones a gusto de quien lo recibe.
Obviamente, no les deseo la muerte. La muy maldita sabe que es inexorable, que nos recuerda nuestra finitud esencial, aunque la balanza nos asuste con sus números. Llega cuando ella quiere, sin pedirnos autorización. Simplemente, les deseo con todo el corazón y el pensamiento, que fracasen. Y me prometo hacer todo lo que haga falta para que, desde mi humilde condición de periodista militante de las causas populares, ese fracaso sea lo más pronto, concreto y definitivo posible.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Papelón

"Son la aristocracia del barrio"
Joan Manuel Serrat


El latín pasó de ser una lengua muerta a ser un idioma resurrecto. El Gerente General del Vaticano retrocedió varios casilleros históricos y la reimpuso en misa al poco tiempo de asumir el cargo por voto calificado de sus pares. Parafraseando a la Doctrina podríamos afirmar que el habla de los romanos "al tercer siglo resucitó". Los argentinos de a pie hemos tenido que hacer un curso acelerado de latín, en estos meses, gracias al culebrón jurídico y mediático que tiene a la Ley de Medios como rehén de las corporaciones. La mediática, precisamente, y la judicial. Per saltum, in limine, ut supra, verbi gratia, pro tempore, in pectore, pari passu, inter pares, ad honorem (se usa cada vez menos, es verdad) y otros versos virgilianos nos acechan detrás de cada resolución judicial. Tratar de explicar el entramado de atajos y laberintos procesales por los que transita el asunto debe ser más difícil que leer y entender a Lacan y al "Ulises", de Joyce, en ayunas. Pero, como ya tomé mi café con leche y comí una tortita mendocina, con queso untable y dulce de damasco caserito (materia prima del árbol de la casa de mi hija y producción artesanal de mi sabia compañera), haré el intento.
Supongamos que usted o, mejor, vos que estás leyendo esta catarsis indignada sos docente, médica traumatóloga, artesana, peluquera, marcadora de punta en el equipo de fútbol de tu barrio, verdulera, pianista, veterinaria, psicóloga, asistente social, creativa publicitaria, gerente de recursos humanos, poeta, escritora o periodista (por favor, en cada caso que corresponda póngale el género masculino. Gracias). Sigo. Decía, imaginemos que fuiste al almacén de la esquina (porque vos privilegiás tu relación con doña María, la almacenera de toda la vida, a los chorros del supermercado), compraste fiambre surtido para la cena de hoy y saltó el tema de Clarín y sus zancadillas. Ni vos ni María entienden cómo pasa lo que pasa. A lo mejor entienden por qué, pero no cómo.
Según el abogado y periodista Pablo Llonto la relación de amistad entre el presidente de los Supremos (casi pongo Los Soprano, en fin) y Clarín viene de lejos. Reproduzco textual los dichos de Llonto, emitidos en 2009: "El presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, es amigo de Ernestina. En 2007 hice una denuncia contra él y dos jueces más, porque la Corte tenía a examen, desde hace años, la causa Noble".
Y sigue Llonto: "Resulta que un día leo, con sorpresa en Clarín, que el señor Lorenzetti daba charlas en la Fundación Noble y participaba en las fiestas del aniversario del diario".
Concluye: "Aparecía en fotos con una copa alzada al lado de Noble, Magnetto y Aranda". (www.elmensajerodiario.com.ar)
Si a eso le agregamos que el 26 de abril de este año que fenece un fotógrafo pescó a Magnetto saliendo furtivamente del despacho de Ricardo, el calvo, (había sido parte de la delegación de la AEA, Asociación de Empresaria Argentina, que tertulió vaya uno saber de qué tema con él), me surge una pregunta un tanto ingenua, lo sé, pero la hago igual. ¿No debió excusarse, aunque sea con la excusa ética o fisológica de tener que ir al excusado?
Si se rasca un poquito nomás la superficie nos enteramos de que estos tipos y tipas viajan esponsoreados por las mismas empresas que luego son parte de los casos que ellos deben resolver. Y, favor con favor se paga, los resuelven con obediencia debida. Tienen sueldos que meten miedo, no pagan Impuesto a las Ganancias (los miembros del Ejecutivo y el Legislativo, sí), se juzgan entre ellos (no conozco que los médicos o los gasistas lo hagan. Ya ni los milicos), se ofenden mal si se los critica, practican el nepotismo con la misma naturalidad con que se cepillan los dientes. Son, como dice el catalán, "la aristocracia del barrio". Una aristocracia que, en muchos, demasiados casos, tiene su origen en las catacumbas de la dictadura genocida.
No todos, ya sé. Están los Rozanski, los Cañón, los Crous y los Báez y los Palermo(de acá, de Mendoza), jueces y fiscales que honran a la "señora de ojos vendados".
Como sea, es un papelón que ya hayan pasado más de tres años y no se pueda poner en vigencia plena una ley del Congreso Nacional. Conozco casos en que la definición judicial lleva más tiempo aun. Casos en que los herederos son muchos y los intereses encontrados. Sobre todo si el reparto es suculento. Propiedades, acciones, fortunas escondidas y otras historias de ricos y mafiosos. En este intríngulis hay también mucho que ocultar. Y si no, pregúntenle a Guadalupe Noble.
La propuesta de la diputada Diana Conti para que los magistrados sean elegidos por voto popular es, a la vez, atractiva y peligrosa. Lo primero, por definición democrática. Lo segundo, porque se pueden colar personajes como Burlando (portador de un apellido un tanto molesto para los litigantes. No sabrían si tomarlo en serio o no) o Luis Juez (¿cómo llamarlo?, ¿juez Juez? Usía rechazaría la denominación por redundante).
Lo cierto es que, más allá del mal chiste, algo hay que hacer con esta aristocracia nauseabunda, críptica y alejada de la sociedad. No sé qué, pero algo y urgente porque "a mí ya no me arreglan con otra aspirina", como escribió Armando Tejada Gómez, el compadre, en "Peatón, diga no".

lunes, 24 de diciembre de 2012

Felices Plasmas, perdón, Pascuas

"La derecha es tan cruel como lo permite la coyuntura"
José Pablo Feinmann


Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, dicen que dijo alguna vez Luis Sandrini. Esa sensación de ambigüedad y similitud tratan de instalar en estos días en el imaginario social. Veamos algunos ejemplos.
El más burdo, grosero, es la comparación entre los sucesos de diciembre de 2001 y los de esta semana que pasó. Ya volveré sobre eso.
El sábado 22 de diciembre murió en Mendoza la notable periodista Pilar González. A los 48 años el cáncer, esa forma biológica de la maldad, nos dejó sin su dignidad y compromiso con las mejores causas. Hasta el momento de escribir estas líneas todavía no han culpado de su muerte a la presidenta, al gobierno nacional o al provincial. Sé que parece una humorada oscura en un momento de dolor generalizado entre nosotros, sus colegas, sus familiares y amigos, pero lo que puede leerse como exageración no lo es. He aquí un caso que me da razones suficientes para pensar así.
Hace unos días en un accidente en la ruta que une la ciudad de Mendoza con el Valle de Uco, Armando Genco, poderoso empresario en el rubro automotores de alta gama, se mató y mató a la conductora del vehículo al que atropelló frontalmente con su moto, a más de 170 kilómetros por hora. El dato surge del informe pericial que también confirma que el criminal muerto cruzó de carril a esa velocidad. Fue despedido como un prócer y me recordó aquella lección de Rogelio García Lupo: basta ver las necrológicas de un poderoso en los diarios para entender las tramas que se tejen en esa sociedad. Las políticas, empresariales, sindicales y personales. Todos o casi todos rindieron pleitesía a un irresponsable de 54 años que, a su vez, destrozó dos familias. La suya y la de Ana Ferreyra, la otra víctima, a quien, claro, la prensa seria dejó en un oscuro segundo o tercer plano. El diario Los Andes, el hijoputativo mendocino (así, todo junto, suena más apropiado) de Clarín, responsabilizó del crimen al gobierno nacional y a los sucesivos gobiernos provinciales por no haber terminado el trazado de la doble vía en ese trayecto de la ruta. Resulta que un tipo lleva un arma móvil a casi 200 kilómetros por hora, se cruza de calzada, mata a una mujer joven, hiere a dos personas más, se mata él y la culpa la tienen Cristina y Paco Pérez. Si no fuera trágico sería cómico.
Algo así sucede con los robos a supermercados, estaciones de servicios y negocios medianos y pequeños de diversos lugares del país. En algunos casos ni siquiera roban. Destrozan todo y se van, encapuchados como vinieron. No es lo mismo aprovechar una situación social caótica que intentar crearla. En diciembre de 2001 el tejido ciudadano argentino no sólo estaba roto, estaba hastiado, humillado, vejado y hambriento. El cepo bancario impuesto por Cavallo arrastró también a la clase media a sumarse a la pueblada. Claro que hubo dirigentes oportunistas y veniales que se subieron al carro de los saqueos, pero la realidad pedía el fin del despojo.
Hoy un grupo de forajidos sindicales y fracasados políticos (alguno prometió una "guerra nuclear" contra el gobierno y, sin embargo, no pudo llenar de petardos navideños la Plaza de Mayo) parece perpetrar esta maniobra desesperada que denota debilidad en quienes eran, hasta hace nada, todopoderosos movilizadores de multitudes. Pues bien, estos tipos afirman que Cristina Fernández mandó a destruir a los locales de los comerciantes chinos y coreanos, a robar televisores y otros electrodomésticos, bebidas alcohólicas y ropa de marcas top. Hubo quien sugirió que el fallo del tribunal tucumano que dejó impune el secuestro y desaparición de Marita Verón también fue una maniobra maquiavélica del kirchnerismo para impulsar la democratización de la Justicia, esa corporación aristocrática enquistada en nuestra vida cotidiana. Insisto, si no fuera trágico sería cómico. A propósito, ¿alguien sabe qué es de la vida de Eduardo Duhalde?
Estoy esperando un informe que asegure que la actividad del volcán Copahue, en Neuquén, también es responsabilidad de Cristina, Guillermo Moreno o algún otro funcionario del Ejecutivo nacional.
Quedará, de esta nueva anécdota destituyente, un interesante descubrimiento genealógico. Dicen las buenas lenguas que la investigación científica constató que el segundo apellido de varias figuras del panorama nacional muestra una rara coincidencia. A saber: Hugo Moyano Plasma, Pablo Micheli Plasma, Jorge Lanata Plasma, Alberto Fernández Plasma, Patricia Bullrich Plasma, Elisa Carrió Plasma, Joaquín Morales Plasma (Solá es artístico), Oscar Aguad Plasma, Jorge Altamira Plasma, Vilma Ripoll Plasma, Ricardo Alfonsín Plasma, Mauricio Macri Plasma y siguen las firmas.
Todos hijos de la misma madre que los remilparió. Amén.

lunes, 17 de diciembre de 2012

LTA

Tengo siempre presente aquello que un día me recomendó José Pablo Feinmann. Tratar de evitar términos como trinchera, batalla, enemigo y algún otro que signifique odio, revancha. Las Madres y Abuelas son un ejemplo al respecto, una vez más. Es cierto, el odio es patrimonio ancestral de los explotadores y sus lacayos políticos y mediáticos.
Entonces seré cauto (no cautelar, obvio). Así me lo han sugerido los que saben. Ni se terminó el camino ni está, para siempre, cubierto de flores y pavimentado. Todavía hay baches, piedras de distinto tamaño y filo, obstáculos imprevistos y personajes que nos entorpecen el paisaje. Vale decir, habrá que estar atentos porque no conozco un viaje que sea eternamente en línea recta y sin escollos.
Quiero decir que, históricamente, no hay un solo ejemplo de monopolio u oligopolio que se haya entregado. Más bien todo lo contrario. Se aferran a sus privilegios con la testarudez de los que saben que el viento sopla para el cielo de los pájaros y no para las catacumbas de las jaulas y ya no pueden evitarlo.
Un juez con apellido de nombre de pila nos vino a contar que los legisladores nacionales hicieron bien los deberes, hace ya más de tres años. Tenemos Ley de Medios completa.
Imagino, quiero imaginar, que no todos festejan. Por ejemplo, un periodista gordo que cuando sea grande sueña con ser Michael Moore, canta en la ducha (porque por fuera parece limpio, a veces). ¿Y qué canta mientras el agua no logra purificarle la moral? Canta "Sapo Fierro", esa maravilla de María Elena Walsh. Repite como una letanía esas estrofas que dicen: "No es lo mismo ser profundo/ que haberse venido abajo". Es el inconsciente que le hace travesuras.
O esa diputada que fue piba cuando era piba, de apellido sajón con patio incluido. Ella también se baña para tratar de parecer lo que no es: limpia. Y, oh casualidad, desentona la misma canción que el gordo con nata, pero reincide en otros versos. "Sapo que cambia de aljibe/ siempre es sapo de otro pozo". Otra vez el inconsciente y su festín perverso.
Un político cordobés, aguado por portación de apellido, pero seco por dentro, colecciona, desde hace mucho, amigos que empiezan con M: Menéndez, Magnetto, Macri. Él simula ser democrático, mas se le nota el rictus antediluviano.
Son sólo tres muestras de un surtido de pretéritos que comienzan a sentir un malestar profundo, atrás, en las cavidades oscuras de sus carnes. No es ese cosquilleo sublime de dos cuerpos amándose. No, no hay mariposas acariciándolos ni hormiguitas por la espalda, como cuenta Silvio. Es, más bien, cierta reminiscencia maradoniana.
El Diego estaba aquel día más enojado que ellos y menos feliz que nosotros hoy. Los buitres de siempre le mordían la dignidad, como hacen por naturaleza. Como nos hacen por naturaleza. Y le brotó el extraordinario pibe de potrero y con su poder de síntesis y lo que le quedaba de sucio, feo y malo les espetó: "LTA".
Imagino que así deben sentirse. Sin poder sentarse. Me gusta imaginarlo, un lunes distinto, sin bajar los brazos, pero con el sol y el viento a favor de mi sonrisa.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Prostituyentes

El mismo día, Casi a la misma hora. Sucedió en Tucumán y en Mendoza. En la provincia de los naranjos en flor los jueces Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano, absolvieron a todos los imputados por el secuestro y desaparición, hace diez años, de Marita Verón. Castigaron a su madre, Susana Trimarco, y premiaron a proxenetas y tratantes de personas. Lo curioso, o no tanto, es que la vergonzosa decisión del tribunal se da en un período histórico de desenmascaramiento de la pérfida corporación judicial. Jueces que viajan al exterior sponsoreados por grupos empresariales oligopólicos y después intervienen en procesos en los que esas empresas son parte litigante. O son parientes directos de funcionarios de esos grupos. Y mediáticos para más datos.
La reacción inmediata de casi toda la sociedad bien nacida solidarizándose con Susana no alcanza para calmar la sensación de vergüenza ajena que produce saber que todavía nuestra democracia adolescente conserva esta rémora de aristocrático privilegio y perversión. Como bien dice el lúcido Mempo Giardinelli en su indignado artículo de ayer, en Página 12, es la "única institución republicana que no fue democratizada en serio desde la recuperación de la democracia" en la Argentina.
Aunque visto y padecido lo que ocurrió en el Senado de Mendoza no estaría tan seguro de que los jueces corruptos no tengan su correlato entre legisladores y otros miembros de la fauna política nacional. Me explico, pero con la misma y sana indignación que refleja el texto de mi amigo chaqueño, habitualmente un delicado exponente periodístico, ámbito en el que no abundan los sutiles que escriban bien.
Se trataba el proyecto de ley para poner en vigencia la Guía Técnica para la Atención Integral de los Abortos No Punibles, tipificados en el Código Penal, en su Artículo 86, inciso 2, presentado y aprobado en Diputados por Liliana Vietti, del radicalismo. Por 20 votos contra 15 el "Honorable" decidió archivar el asunto, burlando así una ley de 1921 y un fallo reciente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Una vez más la presión de la cúpula de la Iglesia Católica le impone a toda la ciudadanía mendocina su criterio sectario, discriminatorio y criminal bajo la pátina de un declamado derecho a la vida.
Aunque parezca Don Perogrullo vale aclara dos cosas. El Código no obliga a una mujer violada y embarazada producto de esa violación a abortar. Simplemente, la exime de la punición por ese acto. Y además no se trata de un proyecto de despenalización general del aborto ni de su legalización.
Como para ratificar que los paleontólogos pueden hacer trabajo de campo en nuestra Legislatura voy a contarles de algunos dislates bizarros que se escucharon en la sesión plenaria de ayer. Siéntense porque la cosa viene heavy, como dice mi colega Santiago.
La senadora Claudia Segovia (Frente para la Victoria) afirmó, sin ponerse colorada, que si la Corte había fallado así, pues se había equivocado.
Guillermo Amstutz (Unidad Popular, exintendente del Municipio de Las Heras, excandidato a gobernador por el justicialismo y cobista a destiempo) se despachó con esta perla, mezcla de hijoputez e ignorancia mayúscula: sugirió que hay mujeres normales y las que se hacen abortos. El INADI tiene la palabra.
Pero falta el postre, después de un menú tan pesado como el que venimos tratando de vomitar. Fue Silvia Calvi (Frente para la Victoria) la que decoró la torta excrementicia. Propuso, aunque usted no lo crea que, si se permitiera el aborto se dejaría impune también al violador. El argumento es que el valiente, con su acto, convierte a esa mujer en madre y permitir que aborte haría posible la pérdida de su hijo, un regalo de Dios.  Una ternura la señora legisladora.
O sea, festejan los proxenetas, los violadores, los traficantes de personas, los clientes de prostíbulos, los dueños y sus cómplices. ¿Las mujeres? Bien, gracias, esperando ser humilladas nuevamente con la anuencia de sus Señorías y el festejo bendito de legisladores que hemos elegido.
Aquí va la lista, a modo de escrache, de los senadores súbditos de Maledicto: Andrés Da Rold, Claudia Segovia, Leandro Giacomelli, Matías Stevanatto, Sergio Vendramín, Silvia Calvi y Wanda Paredes (Frente para la Victoria); Abel José, Daniel Ortiz, Daniel Vilches, Guillermo Simón, Juan Del Río y Walter Sáenz (Unión Cívica Radical); Carlos Aguinaga y Ernesto Corvalán (Partido Demócrata); Francisco Cofano y Germán Gómez (Eje Peronista); Guillermo Amstutz, Néstor Márquez y Sergio Montes (Unidad Popular). Guarde estos nombres para próximas elecciones y fíjese si figura en las listas que usted va a votar.
Mientras tanto, nuestro gobernador, Paco Pérez, pudo evitar el bochorno legislativo con sólo disponer que su ministro del área indicara que la norma nacional es de aplicación también acá, ¿o es que Mendoza se independizó de la Nación, pero no del Episcopado?
Las militantes feministas dicen que sin clientes no hay trata. Y tienen razón. La infamia del comercio sexual funciona, como los otros comercios, con contraprestaciones. En estos casos se humilla el cuerpo, por la explotación o por violación (frecuentemente, por ambas perversiones). En el caso de los jueces que viajan con auspicio del Grupo, la contraprestación es un fallo.
A mí me suenan a actitudes prostituyentes.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Cortito, Tito

El poeta Rolando Revagliatti me envió un inédito que se llama "A la mierda" y que, como es cortito, Tito, lo reproduzco. Dice así: "No iré/ ni aunque me manden./ No me mandaré./ Ya estuve allí demasiadas veces./ También en el carajo./ Renovaré mis puntos/ (provisorios)/ de destino." Preciso, contundente.
Lo traigo a colación por la colección de exabruptos que produjo el poema "La bella mierda", de Orlando Barone. Sus exégetas han sido Jorge Lanata, quien calificó al autor como "imbécil" (sí, el mismo Lanata que trató a su colega Reynaldo Sietecase de "tipo de mierda", al embajador argentino en Venezuela de "hijo de puta", que igual piropo le propinó al dirigente social Luis D'Elía,  que reparte sus "boludo" y "pelotudo" con la misma facilidad con que se inunda Macrilandia. Y nadie le dijo nada, todavía), un legislador que dice ser "progresista" y se apellida Milman, quien sugirió que la poesía no "circule", en clara demostración de que está vigente la hipocresía de cierto progresismo trucho, el director de cine Juan José Campanella, que se despachó con un "chupaculos", neologismo digno de una película del gran Tinto Brass, el conductor televisivo Jorge Rial quien, poniendo cara de profesor de Literatura Medieval y mirando a cámara, sugirió que la obra estaba mal escrita y el pseudoperiodista Eduardo Feiman, que dijo, con espuma saliéndole por la comisura de la boca, del lado derecho (coherente el tipo), que era repugnante, asqueroso y chupamedias. El único que pareció acercarse a una crítica más seria, con menos crueldad explícita, fue el escritor Jorge Asís. Dictaminó, desde su actitud de dios del Olimpo intelectual, que la poesía de Orlando era  "autobiógrafica". Ahora que lo pienso, tal vez todo poema lo sea.
Salvo el autor de "Diario de la Argentina" (acaba de ser reeditado por Sudamericana y es una buena novela, con "Clarín" como protagonista), los demás saben tanto de poesía como yo de entomología pediátrica, pero aprovechan cualquier ocasión para destilar veneno en cuotas.
No hace mucho un legislador conservador mendocino intentó eliminar el cuento "Kilómetro 11", de Mempo Giardinelli, de una publicación para escuelas y colegios porque decía varias veces "hijo de puta". Felizmente, la reputación literaria y ética de mi amigo está intacta y nadie se acuerda del nombre del señor censor.
Quevedo, Shakespeare, Cervantes, en fin, todas las grandes plumas de la historia han escrito alguna vez textos escatológicos y pornográficos. Nuestro Juan Gelman contó, más de una vez, que al comenzar su exilio en Italia pudo salir del bloqueo creativo escribiendo cuentos pornográficos por encargo. Nadie, salvo los críticos mencionados más arriba, pondrían en duda la calidad del gran poeta de nuestra lengua.
Las diatribas contra Barone no son contra Barone. Son un producto más de la adrenalina perversa con que se pretende manchar una fecha liminar de nuestra construcción ciudadana.
Te lo digo cortito, Tito: mañana, el 7, sale el sol, nomás.

domingo, 2 de diciembre de 2012

El otro PC

"Dios es empleado en un mostrador, da para recibir"
Charly García

No se asuste ni se ponga paranoico. No voy a hablarle, en este textículo, del Partido que fundara, entre otros, el gran Benito Marianetti, el de las luchas obreras con sus mártires, sus traidores y sus péndulos ideológicos. Entre aquél que integró la Unión Democrática junto a la Sociedad Rural, o justificó a los generales genocidas porque comerciaban con la Unión Soviética (mientras sus militantes se jugaban la vida y muchas veces la perdían) y éste que confluye en la inmensa avenida nacional, popular y democrática, hay un salto cualitativo fenomenal.
El PC al que me refiero es el Partido Católico que acaba de "cometer" un Documento. Es habitual que aparezca una reflexión de la cúpula (una especie de Comité Central) antes del fin de cada año. Esta vez fue antes de antes. Apareció con un mes de anticipación a la Navidad. El ritmo lo pusieron Pablo Micheli (el muy "democrático" líder sindical que llenó de cortes y piquetes los accesos a Macrilandia para que la gente que quería ir a trabajar, pese al paro del pasado 8 de noviembre, no fuera. "De eso se trata", dijo) y Hugo Moyano (Augusto Timoteo lo rebautizó en síntesis genial Aníbal Fernández, en alusión a Vandor, el metalúrgico que soñó construir un peronismo sin Perón). Dos laicos marcando los tiempos políticos sacerdotales. En fin.
Si yo fuese más ególatra de lo que soy diría que lo hicieron para desmentir mi hipótesis de que el Partido Católico atrasa varios siglos. Ya no están Torquemada y sus secuaces. Ni por estas comarcas dan cátedra Jordán Bruno Genta y Julio Meinvielle, pero siguen sus huellas impregnadas en su ADN ideológico, a través de los Plaza, Primatesta, Quarracino, Bergoglio, von Wernich, Tortolo, Bonamín y tantos otros. A tal punto que todavía debaten si fueron o no cómplices y hasta partícipes de la dictadura genocida. Sus propios mártires (Angelelli, Domon, Duquet, los palotinos, los miles de desaparecidos, los niños robados) siguen esperando que se caigan las máscaras de la hipocresía y les pidan disculpas, al menos.
Desde el punto de vista del estilo el Documento parece escrito a cuatro manos entre un monje del siglo XIII y Jaime Durán Barba, el ecuatoriano titiritero de Mauricio Macri. Está lleno de baba, misticismos y lenguaje abstracto. Leerlo es una mezcla de sacrificio y castigo. Pero para eso estamos.
Tiene 4 ó 5 puntos concretos, nada más. En el primero llaman a "respetar el derecho a la vida", en clara alusión al asunto del aborto. Si para eso hay que infringir una norma como el Código Penal, vigente desde 1921, no importa. Si hay que desconocer un fallo de la Corte Suprema de Justicia no importa. Siguen creyéndose los patovicas del cuerpo de cada mujer argentina, aunque la gran mayoría de ellas no necesiten ese tutelaje humillante.
Luego reivindican a la familia (lo que esa gendarmería celestial entiende por familia) como núcleo esencial de la civilización occidental y cristiana. Las leyes de Matrimonio Igualitario, de Identidad de Género, el proyecto de modificación del Código Civil y otras de ampliación de derechos los tienen preocupados. Es que la sociedad avanza, inexorablemente, hacia nuevas formas de construcción social y les da la espalda a sus pronósticos apocalípticos. Pierden protagonismo y pierden el control de las conductas ciudadanas. Hubiesen preferido que la AUH (Asignación Universal por Hijo) sea AUH (Asignación Universal por Hostia), pero no es así.
Para conocer y profundizar acerca de los innumerables intentos de constituir la Argentina católica, me remito a invitarlos a leer los 4 tomos de la "Historia política de la Iglesia argentina", de Horacio Verbitsky y los trabajos extraordinarios de Fortunato Mallimaci.
Se quejan, una vez más en este panfleto opositor, de la situación de la juventud. Según estos intelectuales de las catacumbas ideológicas, nuestras chicas y chicos están subsumidos en la droga, la delincuencia y la anomia. Les duele más, creo yo, la fantástica participación juvenil en la política que los pibes marginados. Si hasta la muchachada de la derecha milita. Se los ve con sus remeras Lacoste, su Playstation y sus autos descapotables acompañar las boludeces que dicen y hacen el rabino Bergman y su jefe. Pero es cierto que, como dice el gran Osvaldo Bayer, mientras haya un pobre en la Argentina no habrá una democracia plena y honrosa. Por eso millones de nuestros jóvenes aceptaron el desafío que les hizo Néstor Kirchner y están en esa tarea titánica, luminosa.
Claro que no todos los católicos acuerdan con los jerarcas del Partido. Están, por ejemplo, las "Católicas por el Derecho a Decidir" y los "Curas en Opción por los Pobres" que ya salieron a diferenciarse de las posiciones de Arancedo y sus cómplices. Es más, tengo la impresión de que católicos y católicas son mayoría entre el 54% que votó y sigue bancando a Cristina.
El almanaque, esa creación atribuida a Ptolomeo, avanza aunque algunos se propongan que retroceda. El viernes 7 de diciembre próximo puede señalarse como el día en que termina un período histórico que nació el 24 de marzo de 1976. Es, proponen algunos (y me sumo) el fin de la transición. Dictadura y dictablandas se sucedieron hasta el 25 de mayo de 2003, pero recién ahora uno puede señalar esta fecha como símbolo de época auroral.
Aunque el Partido Católico (el otro PC) se empeñe en detener el almanaque. Infructuosamente. Quizás empiecen a darse cuenta el 18 del mismo mes cuando Cristina los reciba en Casa de Gobierno. Digo, sólo quizás. Es que estos tipos confunden la realidad con esa norma de tránsito que dice que tiene prioridad el que aparece por la derecha. Tal vez en esa reunión también comiencen a comprender que en nuestro país ya no es así.
Dicen sentirse "heridos y agobiados". Debe ser porque la Historia les pasó por encima.