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martes, 30 de noviembre de 2010

Una ventanita indiscreta

También podría llamarse "Chocolate por la noticia" pero me parece que ya escribí un textículo con ese título. O "Mirá quién habla" como la película. Los espías terminaron espiados. Salvando las distancias de horror y muerte, este episodio de desvelamiento en la trama de inseguridad nacional de USA, viene a ser el equivalente del atentado a las Torres Gemelas. La monstruosa cantidad de dinero que los yanquis destinan a jodernos y joderse es un queso gruyère.
Todos sabíamos que sus sedes diplomáticas albergan soplones. Propios y alquilados de entre los habitantes vernáculos de cada país de que se trate. En nuestra patria se conocen casos. Algunos son respetables columnistas de prensas hegemónicas, por ejemplo.
Pero no sé a que viene tanto asombro. El espionaje es un arma esencial en las guerras y, se sabe, la economía norteamericana tiene como columna vertebral de su existencia imperial, precisamente, las guerras. Las explícitas, las posibles y también, ahora, las virtuales. Es que USA usa a sus espías para saber cómo piensan, sienten, sufren, se alegran, hacen el amor, se entretienen y, fundamentalmente, cómo hacen negocios los espiados. Si son líderes, mejor.
Ahora, Doña Hilaria tendrá que hacer las valijas y, con su cara de haber dormido mal y poco, tratar de explicar lo inexplicable. El viajecito que le ha encargado su jefe Barack hará escala en las capitales europeas, Madrid y París, Roma y Berlín, para decirles a Rodríguez Zapatero y Sarkozy, Berlusconi y Merkel que no es lo que parece. Lo que me recuerda el chiste aquel en el que un tipo se levanta una mina, la esposa lo sigue y cuando lo sorprende cabalgando sobre la mina, en los estertores del orgasmo, el tipo, imperturbable, con su mejor cara de haber dormido poco y mal, le dice: "No, querida, no es lo que parece".
Ahora, Rafael Correa, nuestro compañero ecuatoriano, ha invitado a Julian Assange, el responsable del sitio web que armó semejante despelote, a divulgar los documentos en su patria. Esta actitud demuestra dos cosas, por lo menos. La primera, que en nuestro Sur saludamos la apertura de una nueva ventana de libertad en la información. La segunda, que esta vez, al menos, Cristina Fernández no tiene la culpa, pese a ser una víctima más del apetito voraz del imperio por quitársela de encima.
Wikileaks es un negocio y el emblema desnudo del capitalismo espión, ya se sabe, es bussines are bussines. Así que...

jueves, 25 de noviembre de 2010

Gran valor

Al final, la Historia dirá que fue una incomprendida. Toda su militancia contra el matrimonio igualitario, su prédica de "rubia tarada", como el personaje de Luca Prodan, sus mentados valores occidentales y cristianos no eran más que un velo profiláctico para ocultar el verdadero sentir y pensar de este paladín de la democracia representativa.
Quiero decir que no es justo (en el sentido que el Pastor Alemán Ratzinger le da a este término) tratar a la diputada macricobista Cynthia Hotton, de reaccionaria, fundamentalista, ultraconservadora y otros piropos ideológicos similares con que nosotros, el zurdaje, la hemos catalogado en estos cálidos días de noviembre del año del Señor 2010.
Cynthia es una publicista enorme. Sus ricitos, su sonrisa de country, su teléfono móvil de última degeneración, toda su parafernalia de mina, perdón, mujer de clase garca, esconde un talento sin igual.
Resulta que su marido, el empresario Julio Ducdoc, es el capo de la cadena Rochester Hotels. El de Bariloche es ofrecido, publicitado, como "gay friendly". De donde cabe deducir que estos purificadores del alma del pueblo argentino hacen la vista gorda si el homosexual tiene la guita suficiente para que mi tocayo pueda engordar la cuenta bancaria. Lo que mis atorrantes amigos del café llaman, un verdadero miembro del establishment vernáculo (solicito tener la piedad y el buen gusto de evitar rimas molestas). Todo parece remitir a una cuestión de clases sociales, ese invento satánico del tío Marx.
Es decir que, la Cynthia es una revolucionaria de los valores. Si tienen con qué, vengan putos queridos. Si no, vade retro, urbi et orbi, ora pro nobis, orate frates y siguen latinajos como escupitajos.
Se dice en los pasillos del Congreso Nacional que la diputada en cuestión creció ilusionada con la posibilidad de casarse con uno de sus héroes infantiles: el General Susvín. Ya crecidita, le explicaron que no, era un error. La canción patria dice "con valor sus vínculos rompió". Para paliar su decepción, su papá, que era diplomático, le consiguió un hombre rico que la hizo feliz, la dejó jugar a la política, fundar un partido y ponerle el ingenioso nombre de Valores bla bla bla.
A los forros, en Bariloche, se les llama Rochester.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Diagnóstico, asombros e indignación

Mi dentadura se asemeja a las paredes exteriores de ciertas casas del desierto mendocino, pintadas a la cal. Vienen soportando largas temporadas de tormentas estivales impetuosas, el sol impiadoso de las siestas de verano, la inclemencia del paso de los años. Se descascara.
Mi ojo derecho, al que le fue extirpado un Niágara a escala, es una pieza ambulatoria de museo. Con el izquierdo veo mejor. Ideología óptica, le llama un amigo ingenioso.
Mi hernia de disco es long play.
Me canso sólo de ver correr a un maratonista.
Los desayunos se componen de café con leche, pan lactal (blandito, por las razones de descascaramiento ut supra mencionadas) con queso untable y alguna mermelada casera y, elemento infaltable, una buena y surtida dosis de química. A saber: vitamina E como antioxidante, magnesio para evitar o morigerar los calambres nocturnos, diclofenac 75 para el long play y, de vez en cuando, si me acuerdo, aspirina para prevenir o retrasar el infarto. Eso sin contar algún extra, como un antibiótico exprés para la infección ad hoc. En fin, que como dice otro sátrapa de mi corazón, si pasado tu medio siglo no te duele nada, es porque estás cadáver.
Hecho el diagnóstico de eso que las religiones, las ofertas de los shoppings y la revista Caras llaman la Vida, ¿qué me queda?
Me quedan, al menos, dos o tres características intactas, creo.
La primera, capacidad de asombro. La segunda, el indignómetro con las pilas cargadas. La tercera, mi debilidad por las masas secas y el dulce de leche. De esta última característica dan cuenta mi abdomen (panza bah), el colesterol y los triglicéridos, según análisis que no me hice ni tengo ganas de. Entonces mejor vamos a las otras dos.
Leo en los matutinos de esta semana dos noticias asombrosas. En la primera, aparece Alfonsinín pidiéndole a la presi que se haga cargo del menemato. Como si el Pacto de Olivos lo hubieran firmado Patoruzú y Condorito y no Menem y su daddy, el de los trajes a su medida y el sillón freudiano.
En la segunda, Ernestito Sanz se postula como candidato de un "frente progresista" para 2011. No tenía conocimiento de la veta humorística del senador sanrafaelino. Si eso es progresismo, Ratzinger es hippie.
Es el Grupo A, de Anodino, Atónito, Atolondrado, Atomizado y, sobre todo, Anti.
El indignómetro parece que me funciona medianamente bien. Me molesta que me tomen por boludo. Salvo mis amigos, que me conocen y tienen derecho.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Los teléfonos ligados

"Brindo por las mujeres que derrochan simpatía"
Andrés Calamaro

Graciela Camaño, por ejemplo. La disputada nazional se enojó por ser la mujer de..., dice. Viene, oficialmente, casada con un señor de barrio nuevo, dice, pero la realidad es más cierta. Es una señora de barrio viejo. Tanto afán por parecer feminista a la violeta, que terminó afanando una "A" a su apellido original, Caamaño. Dos años antes o dos después de la estrepitosa declaración de su marido, esa especie de ángel impoluto del sindicalismo empresarial.
Que el enojo haya terminado en una piña contra un colega, cuyo apellido empieza con K, también tiene su carga simbólica. Tal vez sea la forma en que los barrioviejos dan el pésame, por interpósita persona.
Pero no nos distraigamos. Invito a imaginar la génesis del episodio de pugilato legislativo. Es que los teléfonos son un desastre, doña Clotilde. Uno quiere hablar con el señor Baños, pongamos por caso, y salta del otro lado de la línea un tipo que dice, más o menos: "Empresa La Letrina Inmaculada, para destaparle lo que usted quiera, buenos días". Confluencia cósmica, diría el pastor evangélico, en brasuca básico.
En fin, que quiero suponer que el intríngulis se inició así:
- Hola Pato, buen día.
- ¿Quién habla?.
- Soy Cinty, Cinty Jotdog.
- Ah, qué tal.
- Te llamo para que me aprietes.
- ¿Perdón?
- Si, me dijeron que te llame para que me aprietes.
- Pero, ¿vos no habías votado contra el matrimonio igualitario?
- Ay, Patito, es que tengo los valores en baja, pero si, voté cantando los nenes con los nenes y las nenas con las nenas. Yo te hablo de otro apriete, uno que me enseñó una rubia platinada.
- ¿Patinada, dijiste?
- Hola, hola, pero ¿con quién hablo?
- Conmigo, desde hace un rato.
- ¿Vos sos Patricia Tororrico?
- No, equivocado.
De ese diálogo de sordas a la reivindicación de falso feminismo hay apenas un paso.
No debo ser yo el autor de este guión (si, con acento, ¿y qué?) berreta. Si gusta buscar la usina de esta patrañita, sírvase comunicarse a coalicioncinica@merde.com

domingo, 14 de noviembre de 2010

La animalía argentina

El filósofo argentino Ricardo Forster ha publicado, recientemente, un libro denominado "La anomalía argentina". Es decir que el título de este textículo no tiene un error de tipeo. La reflexión de Forster es inteligente, polémica. Tal vez inteligente por polémica, o viceversa.
De todas maneras, se inscribe en una tradición ensayística nacional que arranca en los extraordinarios debates entre Alberdi y Sarmiento, Heker y Cortázar, Bayer y Giardinelli y tantos otros. Precisamente, el pulso de la vida en transformación de nuestro país tiene en Mempo, Horacio González, Eduardo Aliverti, José Pablo Feinmann, Sandra Russo, Bayer, Hugo Presman, León Rozitchner, Noé Jitrik, Juan Sasturain y varios intelectuales más, ejemplos valiosos para ayudarnos a mirar cómo van sucediendo los cambios de paradigmas en una sociedad que busca, con contradicciones, salir del letargo perverso del neoliberalismo de fines de siglo pasado. Nos ayudan a mirar y, lo que es tan o más importante, a participar en la construcción de esos nuevos paradigmas.
Pero hay otro sector de esta sociedad que parece empecinado en mostrar lo peor, la rémora de un período que arranca en los tiempos finales del gobierno de Isabel y López Rega y se consolida en la dictadura explícita y las dictablandas que implosionaron en diciembre de 2001.
Un muestrario incompleto de esa "animalía" abarca la comparación entre la juventud kirchnerista y la juventud hitlerista, surgida de la mente esclerótica de Mariano Grondona; las increíbles intervenciones de la señora que almuerza en televisión, por ejemplo, las referencias al tamaño del féretro de Néstor Kirchner o la preocupación acerca de si Ingrid Betancourt, la ex rehén de la guerrilla colombiana, tenía cosméticos en su cautiverio, o la insinuación de que una pareja gay podría violar a su propio hijo. Pero hay más ejemplos para este folletín. A saber, el senador radical Ernesto Sanz acusó, sin pruebas, a la Asignación Universal por Hijo de promover el juego clandestino y el narcotráfico. O la deteriorada al límite Elisa Carrió profetizando el apocalipsis ahora, pero nunca.
A su vez tengo la teoría, que parece ratificarse día a día, de que Mendoza atrasa. Como la Academia sueca y sus premios (dice el colega y amigo Alejandro Frías que Vargas Llosa llega al Nobel cuando anochece el talento que demostró, por ejemplo, en "Conversación en La Catedral").
Dos casos domésticos parecen darme la razón, lamentablemente. Esta semana comienza el primer juicio oral en nuestra ciudad, por delitos de lesa humanidad. Una de las últimas, si no la última de las ciudades, en ponerse al día en ese sentido. Tarde, muy tarde.
El otro episodio tiene como protagonistas a dos buenas personas. Alejandra Nahman y Néstor Piedrafita, ambos legisladores provinciales, acaban de comunicar públicamente su renuncia al ARI, el lánguido partido que dirige la devaluada pitonisa Carrió. Pues bien, también es tarde. También es una decisión que atrasa. Alejandra y Néstor (Tucho para los amigos) son políticos honrados, con iniciativas progresistas y probada sensibilidad social. ¿Recién ahora toman nota de los desvaríos irresponsables de su ex líder? ¿Esta decisión tardía no da lugar a que se sospeche alguna actitud oportunista, ahora que es tan evidente el verdadero perfil derecho de la agrupación a la que pertenecían hasta ayer? ¿Qué hacían junto a Patricia Bullrich y Alfonso Prat Gay o Enrique Olivera? Este parece ser un caso de "animalía" con alcance provincial que se inscribe, sin dificultad, en los de dimensión general.
En fin, que así andamos. De Forster y Giardinelli se nutre la nueva Argentina. De Carrió, Legrand y Grondona trata de zafar la ciudadanía de a pie.
Aclaración final, anticipando eventuales reproches de mis amigas y amigos defensores de los derechos de los animales. Ni Galileo, mi perro, ni tus gatos ni los canarios, los elefantes, los buitres, los terneros ni los reptiles, tienen la culpa.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Una historia argentina

A Roberto Castillo lo desaparecieron el 12 de enero de 1977. Su esposa estaba embarazada. Vivían en el Barrio Sakura, de Burzaco, en el conurbano bonaerense. Pese al nombre del barrio ésta no es una historia japonesa. Tal vez sea la historia bisagra de una Argentina que muere y otra que bosteza, parafraseando a Antonio Machado.
Cuatro meses después del secuestro de Roberto, el 12 de mayo, nace Gastón.
Sakura es una barriada de 900 personas que tiene el triste record de 45 desaparecidos, entre ellos, Susana Sapic, la maestra de la escuela de la zona. Casas humildes, barriada obrera, quizás eso explique los números.
Gastón es el séptimo hijo varón de la pareja. Como estrategia para intentar ubicar a su esposo, la madre de Gastón acepta pedir el cumplimiento de la ley 20.843, de 1973 que, inspirada en la leyenda del lobizón, manda que el Presidente apadrine al afortunado en cuestión. La ley lleva la firma de Perón pero, al momento de nacer el lobizoncito, el de facto es Videla. Pues entonces, Gastón resulta ahijado de uno de los seres más sanguinarios de la Argentina contemporánea. Pero Gastón no lo sabe sino doce años después, en 1989.
Un trabajo de los docentes y alumnos de la escuela, denominado "Jóvenes y Memoria" impulsó a Gastón a pedir ser despadrinizado, si se me admite el neologismo, para no tener que sobrellevar la mochila moral de un inmoral. Y aquí comienza la historia del país que bosteza, que despierta.
El abogado del pibe, hoy de 32 años de edad, solicita ante el Cardenal, Jorge Bergoglio, que se dé curso a la petición. Duro el Cardenal, remiso el jesuita, intenta dilatar el trámite y hasta le sugiere a la víctima que haga apostasía. Es decir, que deje de ser católico para así resolver el intríngulis sin que él tenga que poner la firma. O sea, hacer responsable al joven por la complicidad de la Iglesia. Un jesuita auténtico en acción.
Finalmente, abrumado por los argumentos del Dr. Horacio Jaureguiber, Bergoglio accede.
Para compensar tantos años de ignominia, Gastón pide que su nuevo y definitivo padrino sea Néstor Kirchner. La ceremonia se iba a producir al regreso de Kirchner de El Calafate, luego del Censo Nacional del pasado 27 de octubre. Ese día, a las 9 de la mañana, la historia dio un respingo mortal. Sin embargo, Néstor Kirchner es padrino post mortem de Gastón Castillo, por pedido expreso del ahijado. Y por trámite legal satisfactorio.
Gastón vive en el mismo barrio, sigue siendo católico, trabaja en una carnicería y, él si, se hartó de ser un espectador pasivo de un pasado que no quiso.
Símbolo o emblema, alegoría o metáfora, lo que usted disponga. Gastón y Néstor volvieron a bajar el cuadro.

martes, 9 de noviembre de 2010

Generosidades nacionales

Suele decirse. El nuestro es un país generoso. Se dice, generalmente, con tonito canchero para destacar algún hecho que creemos privativo de la argentinidad.
Puede ser. La persistencia de Su Giménez (la suya, me diría un contertulio avispado e irónico) descubriendo dinosaurios por televisión; los almuerzos obscenos de la señora Martínez y sus monólogos discriminatorios, clasistas y pedorros; los culos de Tinelli (los de él no, los de plástico de sus chicas), su máquina de hacer guita aun a costa de la dignidad humana. En fin, la elección por voto popular de mequetrefes del calibre de Mauricio Macri, que confunde el gobierno de sus empresas con el de una ciudad, y así les va a los mismos que lo ungieron gerente de ciudadanos, me hace pensar que si, es cierto, somos un pueblo generoso.
Ahora surgió un botoncito más para ratificarlo. La nueva estrella del firmamento político argentino. Veamos.
Tiene el mismo nombre que el padre, usa sus trajes (los del finadito, digo), sus corbatas, su sillón para dar entrevistas (suponiendo que tiene otro para leer, otro para escuchar música y otro más para meditar acerca del agujero de ozono y la responsabilidad de Cristina en el crecimiento de la polución ambiental en Choele Choel, por ejemplo), su bigote, su voz cascada y el envión de reconocimiento que Don Raúl Ricardo conserva por ser el primer presidente luego del bochorno de la dictadura explícita. Todo eso y casi nada más, lo ha instalado al frente de las encuestas de su partido para ser la gran esperanza blanca y devolverle al país un presidente macho.
Propongo que, para empezar a distinguirlo de su padre, que viene a ser como el original en donde pretende mirarse la fotocopia, no lo llamemos Ricardito, como le dicen colegas y periodistas. Propongo que le llamemos "Alfonsinín". Es identitario y revela ternura, otra de las generosidades nacionales.

lunes, 8 de noviembre de 2010

EM

"Toda la Historia es Historia contemporánea"
Benedetto Croce

Él estuvo en estas comarcas durante 85 años. Mariano Ferreyra no llegó a los 25. Si fue la voluntad de Dios o no, quedará para la conciencia de cada uno.
Emilio Massera fue un creativo. Creó la Escuela de Mecánica de la Armada, en realidad la recreó, como un centro de horror, como una maternidad del robo y el asesinato. Usó mano de obra cautiva para masacrar madres y robar niños. Inventó personajes como Alfredo Astiz, secuestró y asesinó a las monjas francesas, baleó a los curas palotinos, se quedó con empresas a punta de pistola, intentó seducir al pueblo peronista para quedarse con el capital político más importante de cualquier movimiento de masas. Precisamente, las masas.
Claro que su creatividad para el terror no estuvo sola. Como todo en la sociedad, fue colectiva. Contó con hostia diaria, amparado por la cúpula eclesiástica de aquellos días y por los empresarios nacionales y trasnacionales, hoy mirando para otro lado, con sus mejores caras de yo no fui, como si se tratara de un mal relato cinematográfico de Hollywood.
Este textículo apurado podría tener una longitud muchísimo mayor, pero me basta con saber que Jorge Lanata ratificará su hartazgo con el tema de la dictadura, aunque Jorge Videla, José Alfredo Martínez de Hoz, Christian von Wernich (aún miembro de la Iglesia pese a ser condenado a prisión de por vida por genocida), sigan vivos.
Y me basta, para confirmar que la perversión tiene buena salud, que sus restos recibirán cristiana sepultura.
El padre de los vuelos de la muerte dejó huella, tiene herederos putativos. Alcanza con leer los avisos fúnebres en algunos diarios de mañana.

lunes, 1 de noviembre de 2010

El izquierdómetro

A Mónica Porolli, que me pidió ayuda para entender

Apareció un iluminado. Se llama Marcelo López Masía, fue movilero de Mariano Grondona, o sea... Descubrió ochenta razones para determinar que Néstor Kirchner nunca fue de izquierda. Si, ochenta. Las enumera, intenta explicarlas sin pruebas, a veces y otras, con.
Sería interesantísimo que Marcelo se pare en cualquier esquina de cualquier barrio humilde de la Argentina y lea su texto. Por ejemplo, que le explique a un pibe que comía de la basura y hoy ve que en el Congreso se debate si los trabajadores van a participar de las ganancias de las empresas en las que trabajan, como manda la Constitución Nacional, por otra parte; o que le cuente que K no tuvo nada que ver con la Asignación Universal por Hijo; o que pontifique (como si con un pontífice no sobrara) ante Camilo Blajaquis, el poeta ex delincuente común, su madre soltera de seis pibes más, que nunca, NUNCA, tuvo techo propio hasta que llegaron estos millonarios especuladores, demagogos y oportunistas, y le otorgaron una en Fuerte Apache, su lugar en el mundo; que le diga a los Hijos recuperados que Néstor cobijó a las Abuelas por mera politiquería barata. No me lo imagino, con su doble apellido flameando al viento, parado en la puerta de una fábrica recuperada, leyendo su atildado texto a voz en cuello.
Podría ir al Centro de Jubilados que elija a contarle a los abuelos que el aumento automático del haber, por ley, dos veces por año, es un gesto claro de derechismo disfrazado de populismo de izquierda.
Que se pare sobre una tarima en una cuadra recién pavimentada donde antes no entraba el recolector de basuras, la ambulancia y el transporte público de pasajeros y argumente que es una traición a los ideales setentistas, como lo explican, increíblemente, Martín Caparrós y otros.
En ninguno de los casos mencionados, y podría seguir un rato más, le garantizo al movilero garca la integridad de su culo. Amén de la carcajada cósmica que se produciría cada vez.
En 2007, después de la elección que llevó a Cristina Fernández al poder, le pregunté a un taxista porteño por quién había votado.
- Yo siempre voto por los conservadores, me contestó.
- ¿Y esta vez?, le dije.
- Voté por el Partido Obrero.
Ante mi perplejidad, agregó: "Si conservan el mismo discurso desde 1905".
La ironía de este rara avis de un gremio plagado de buchones y preclaros ejemplares del sentido común de clase media, sirve para poner en su lugar a quienes se sienten dueños del izquierdómetro.
Hay algunos que tienen tan alta la mira que no ven la calle. Otros miran la realidad subidos a la última rama de un pino. Y así les va.