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jueves, 4 de febrero de 2016

Una sílaba menos

Desde muy joven se definió como una persona gresista. Creyó en ese asunto de la dictadura del letariado y nunciaba discursos largos y fundos ante auditorios de chicas vocativas, con pechos tuberantes y caderas digiosas. Siempre supo que la defensa irrestricta de la piedad privada era el principal emblema de las puestas de la derecha reaccionaria de nuestra sociedad. Pero no hace mucho empezó a tener estos blemas de nunciación. Era fresor de Literatura, más penso a leer sa que poesía. La ficción se apió de él de pequeño y muy nto la adoptó para ser en el mundo.
Se estaba cepillando los dientes y lo vio. La marca del cepillo y el tubo del dentífrico lo espantaron. Le dujeron una tristeza honda, oscura. Lo comentó con su metida, esa novia cariñosa y tierna con la que yectaba casarse el invierno ximo.
Ante la anomalía ella le puso ir al médico. En su familia tenía varios fesionales del arte de curar. Él descartó de plano ir a lo del doctor Fumo, un ctólogo minente. Argumentó, con acierto, que ya le habían metido el dedo en el culo en diciembre y que, bablemente, ese era el origen de sus blemas. Además, descartó que su stata funcione mal.
Cuando le nombraron a ese doctor que él conocía abó la elección y avechó la ocasión para pedir un nóstico serio, sin eufemismos fesionales. Desvisto de ropa lo revisaron de punta a punta. El nóstico era confuso. El fesional quedó perplejo y confesó que era bable que su blema fuese psicosomático. Como aquel asunto que tuvo a maltraer a Marínez Estrada durante el peronismo. Para él, en cambio, esa sílaba se le clavó como una tesis obiosa. Le confesó que sentía su vida como un obio, como una stituta explotada por su cafiso.
En la interconsulta fesional combaron que el blema no era fundo. Sólo un tipo de rechazo visceral a cierto discurso y la imposibilidad natural de abar despidos, represiones y demás injusticias recientes.
Si todo va bien, si no se agregaban nuevas tuberancias malignas al tejido social usted volverá a nunciar esa sílaba hibida dentro de unos años. Aximadamente en cuatro.
Es que yo extraño el yecto nacional y popular, dijo.
Ese es su blema, contestó el médico, y le puso que se fueran juntos a tomar un cafecito. Una invitación para nada tocolar.

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