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viernes, 29 de octubre de 2010

Las máscaras y las caras

I- Las máscaras

"Hay que tratar de ayudar a la presidenta de la Nación. Con la muerte de Néstor Kirchner se pierde una vida y se pierde un hombre que trabajó fuertemente por la Argentina". Carlos Menem

"Con gran consternación he recibido la noticia de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner". Eduardo Duhalde

"Se hace necesaria una reflexión profunda, ponerle esperanza y acompañar a la presidenta. Le hago llegar mi solidaridad y pésame". Fernando de la Rúa

"Murió un gran presidente de la Nación". Julio Cobos

"Desde lo personal, trasmito a la presidenta, mis condolencias. Desde lo político, sepa que cuenta con nuestro compromiso con la democracia y con las instituciones". Mauricio Macri

"La pérdida de un liderazgo como el de él para un sistema democrático, siempre es lamentable". Eduardo Buzzi

"Entregó su vida por sus convicciones". Ricardo Alfonsín

II- Las caras

Nunca vi un velorio tan fervoroso, tan festivo y doliente al unísono. Tan desprolijo, tan incorrecto. Un velorio con el saco desabrochado, en fin, un velorio como era él.
Tampoco vi un velorio tan multicolor, tan multifacético. Tantas lágrimas fértiles, tantos dedos en ve, tanto puño cerrado y en alto. Es que los medios hegemónicos volvieron a caer en su propia trampa. Como les pasó con los festejos por el Bicentenario, en estos duros días de octubre, la multitud cacheteó la agenda. ¿Dónde estaban los millones de pibas y pibes que coparon Buenos Aires? ¿Dónde los millones del país profundo que vivaron al muerto y a su mujer? ¿Por qué TN, Clarín y La Nación no los tenían registrados?
Atrás quedan las miserabilidades de Blanck, quien destacó como característica identitaria de Kirchner que "siempre andaba con plata en el bolsillo". O el intento de chantaje, con clarísimos condimentos misóginos, de Fraga.
Tiene razón Feinmann, una vez más, cuando compara esta despedida de la juventud militante con la vivida a partir del 1 de julio de 1974, a la muerte de Perón. Aquella juventud, usada y expulsada por el Líder, mezclaba dolor y bronca. Ésta, la de hoy, reúne dolor, claro, y mucho, pero también fervor, agradecimiento y compromiso. Y también tiene razón: "Puta suerte, nuestro país".
Aquellas máscaras, quizás las más caras que haya comprado nuestra sociedad, deben estar nervioshas. Tanto se viene profetizando el fin de la era K, por los escribas del establishment, que no deben poder creerlo: el día del entierro de un lobo político, el campo nacional y popular está pariendo un bebé. Tomen nota, señoras y señores de la oposición berreta, perversa, mediocre y friboluda, nace el kirchnerismo. Si, todo parto duele.
Ah, la señora Carrió descansa en Córdoba.

miércoles, 27 de octubre de 2010

NK

Escribo estas líneas al calor de la noticia que nos dejó helados.
Ha muerto un animal político.
Ha muerto el protagonista principal del primer gobierno de transición, después de la dictadura explícita y las dictablandas que siguieron a la ferocidad perversa de la represión militar y la entrega económica del país. Si los símbolos sirven para marcar una época, la orden de retirar el cuadro de los genocidas en el corazón de la institución armada y la ruptura de la actitud de sumisión respecto de los organismos financieros internacionales, marcan ese comienzo de un nuevo rumbo en la historia económica, social, cultural y política de la Argentina.
Cuando terminen los ritos funerarios se verá si la conmoción de casi todo el espectro político es sincero. Lo veremos en la praxis cotidiana, en el trámite parlamentario y en la predisposición hacia el sostenimiento de la calidad institucional de la incipiente democracia nacional.
Su muerte, si bien no anunciada si profetizada por los escribas del poder mediático-económico, deja mutilado ese tandem Néstor-Cristina que estaba produciendo cambios importantísimos a favor de la construcción de una mejor ciudadanía. Insuficientes todavía, pero en el rumbo correcto.
Precisamente, de lo que nos tenemos que hacer cargo es de que el rumbo no pierda el rumbo. Estamos presididos por una estadista excepcional que viene de recibir un mazazo personal inconmensurable. Habrá que ver si su capacidad para reponerse es proporcional a su capacidad para enfrentar los avatares públicos.
Cristina estará rodeada por los presidentes de la UNASUR, por los dirigentes más cercanos, por los aliados estratégicos, por los intelectuales progresistas del mundo pero, sobre todo, deberá ser rodeada de la solidaridad de los trabajadores argentinos, principales beneficiarios de sus políticas de redistribución del ingreso.
Luego de que se aquieten las aguas ceremoniales, podremos especular si la flamante viuda será la candidata dentro de un año, si Lula lo sucederá al frente del bloque de países sudamericanos, si la puja por la vicepresidencia que se viene en 2011 será feroz, civilizada o consensuada.
Hace unos días, Sandra Russo decía que ella percibía que el asesinato del joven del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, provocaba más excitación que dolor. La primera impresión es que la muerte de NK, invierte esa sensación.
Hasta la censista que llegó a mi hogar en el momento en que me daban la noticia, transmitió ese estupor doloroso de la gente común, eso que los setentistas como él mismo llamamos, todavía, el pueblo.
En muy poco tiempo llegarán mis dos nuevos nietos. Si el itinerario no flaquea, si Cristina se sobrepone, Juan Laureano y Alejo llegarán a una patria más ecuánime. De nosotros depende.

martes, 26 de octubre de 2010

Con reservas

"Que no es lo mismo pero es igual"
Silvio Rodríguez

Estoy leyendo el cuarto y último tomo de la "Historia política de la Iglesia católica argentina", de Horacio Verbitsky. El volumen se llama "La mano izquierda de Dios" y abarca el período de la dictadura más feroz que haya soportado y, en buena medida, consentido nuestra sociedad. El título de este trabajo final no alude, como se podría suponer a primera vista, a los brotes de izquierdismo que surgieron en el seno del catolicismo de la época. No. Hace referencia a las declaraciones de un alto dignatario que, demostrando un manejo perfecto de las lateralidades, dijo que "la mano izquierda de Dios es paternal, pero puede ser pesada". El entonces cardenal Primatesta inauguró así, dice Verbitsky, el uso del término "por izquierda" para graficar la represión clandestina de los años '76 al '83.
La investigación, minuciosa y lapidaria como nos tiene acostumbrados el autor, hace hincapié en las defecciones y complicidades, las tibiezas y los miedos de que se valió la jerarquía eclesiástica de entonces, para entregar y combatir a los sacerdotes y obispos que hicieron opción por los pobres. El libro está saturado de ejemplos. Desde los más conocidos, como el de monseñor Angelelli y los palotinos, hasta los que la historia ocultó, hasta aquí, en el cajón de los dramas perdidos.
Hago esta introducción bibliográfica a la luz de las declaraciones de otro monseñor, Alcides Pedro Jorge Casaretto, acerca del proyecto del diputado nacional Héctor Recalde para que los trabajadores de empresas con 300 obreros, por lo menos, participen del 10% de las ganancias, según reza (no lo puedo impedir, me viene el misticismo, doña) el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.
El monseñor dice que ve con reservas, así dijo, con reservas el proyecto. En la misma frecuencia (también me sale el hombre de radio, a veces) de los grandes empresarios, el monseñor ve con reservas aplicar la Constitución Nacional. El monseñor, todavía grogui por la sanción legal a favor del matrimonio igualitario, busca alinearse con los poderosos y no "con los pobres de la Tierra", como prefiere Martí. El monseñor le cuida los intereses a los capos de la industria y el agro y después rezará para que los humildes tengan una vida mejor, celestial y tardía, pero mejor.
Ya lo hicieron y lo siguen haciendo con el artículo del Código Penal que admite los casos de aborto no punible. Desconoce la normativa terrenal en nombre de un supuesto orden natural.
Salvando las distancias, las históricas, cercanas; las ideológicas, inexistentes, el mismo argumento que utilizaron Tortolo, Plaza, Quarracino y demás monjes negros de nuestro pasado reciente.
Darle la comunión a Videla y Martínez de Hoz cuando desaparecían Alice Domon y Léonie Duquet. Bendecir a los desaparecedores, ayer.
Bendecir a los explotadores, hoy. Que no es lo mismo pero es igual, canta Silvio.

jueves, 21 de octubre de 2010

Como un relojito

                        "El asesino desarmoniza la naturaleza"
                                  Armando Tejada Gómez

Hubo un corte abrupto, criminal, de la naturaleza. Benedetti diría que estamos con la primavera rota en una esquina.
Mariano Ferreyra, el pibe de 23 años asesinado por la mafia político-sindical, no era mi compañero. Lo digo con total franqueza. Él militaba en una organización de ultraizquierda, con la que me separa un océano ideológico. Pero, hasta donde sé, los océanos son azules, no rojos de sangre. Mis reflexiones no apuntan a la víctima. Pienso lo mismo aún si la muerte hubiese alcanzado a un transeúnte, ajeno a la movilización.
El tema central es, sigue siendo, la lucha de clases. Los trabajadores ferroviarios reclaman, desde los '90, que no se los utilice para perfeccionar el sistema perverso de rentabilidades impunes e infames.
El asunto se complica cuando los patrones son ex trabajadores devenidos empresarios. Triacca, Cavalieri, Zanola, Barrionuevo, el mismo Moyano, son ejemplos de un aburguesamiento incompatible con sus orígenes obreros. No es lo mismo publicar el prontuario de cualquiera de los nombrados, que buscar la trayectoria de Lula o Evo Morales.
Más complicaciones. Los barrabravas de clubes de futbol son mercenarios que "trabajan" al servicio de quien los contrata para realizar el laburo sucio.
Más complicaciones, esta vez, políticas. Debo reconocer que cierta oposición, no toda, me tiene sorprendido. Imaginé que iban a aprovechar el veto presidencial al 82% móvil jubilatorio para producir una gigantesca ola de protestas a lo largo y a lo ancho del país. No supieron o no pudieron, vaya uno a saber. Por eso les cae como anillo al dedo haber conseguido un muerto, aunque Morales Solá profetizara que iba a ser del gremio periodístico. Como Carrió, pifió (rima fácil, perdón).
Mientras tanto, las organizaciones de ultraizquierda se cargaron de adrenalina gorila y, no lo saben disimular, se les filtra cierto placer morboso al convertirse en protagonistas casi excluyentes de la agenda mediática. No escatiman cámara o micrófono para derramar odio político, aunque sea sobre el cadáver de un camarada propio.
Como telón de fondo de este análisis caliente y ominoso, aparece una gran cabeza. Un cabezón. Usa amigos, empleados y chupamedias con apellidos que parecen salidos de un casting. El capomafia del conurbano tiene un entrenamiento añoso en producir provocaciones. Y las manos que mecen los ataúdes, a veces, tienen nombre de reloj suizo.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Soberanía gruyère

Cuando uno viaja sabe, generalmente, cuándo se va y cuándo se retorna. Los trámites aduaneros, migratorios, los avatares burocráticos de cada viaje dependen, también generalmente, del humor con que se levantó el funcionario que te recibe o te despide.
En Colombia, más precisamente en el aeropuerto de Cartagena de Indias, se fumaron en pipa la frontera. No me pregunte con qué cargaron esa pipa. Soy periodista, no profetizo ni especulo ni demonizo. Simplemente cuento mi experiencia.
Despaché mi equipaje imbuído (yo, no mi equipaje) de una enorme gratitud con los y las colombianas que conocí. Tomé el exquisito café de Rodrigombia mientras esperábamos la hora de embarcar (¿por qué no enavionar?) y llegado el momento hicimos esa cola nerviosa y resignada que se produce en cada vuelo de regreso.
Al enfrentar la sonrisa franca y plástica de la joven que nos recibía las tarjetas de embarque, o enavione, soy informado de que mi maleta debía ser revisada nuevamente. Motivo: se me informaría con posterioridad de hacer el trámite migratorio. Y no se vaya que ahora viene lo mejor.
Cuando reconozco la valija rojita, con mi mejor cara de argentino, entre molesto y preocupado, encaro al tipo encargado del asunto.
Se supone, me dice, que al pasar por el escáner inicial han detectado algún elemento que, precisamente, no pueden detectar. Pero, me asegura el amigo cartagenero, no me van a retener ninguno de los bienes del interior de mi maltrecha rojita. También se supone, me insiste, don Coso, que es para que todos viajemos más seguros y tranquilos. Por el terrorismo y la droga, sentencia el hermano sudamericano.
Protesto, me indigno, digo que la espuma de afeitar la uso para afeitarme y el champú para bañarme y que si ambos sirven para fabricar bombas o esconder merca, y no me los quitan, para qué carajo me y nos someten a vejámenes y demoras gratuitos.
Don Coso acusa el impacto de mi argumentación y se deschava. Jura que no se trata de una directiva de la línea aéra. Ni del Estado colombiano. Es una orden del gobierno americano (como si el suyo propio, el nuestro, el chileno, el ecuatoriano y los demás fuesen sub-americanos). Le miré la cara. No había vergüenza, escrúpulo, no había ni un atisbo de resignación. El tipo lo dice, lo siguió diciendo ante otros viajeros infectados con la misma sospecha, con la naturalidad más absoluta.
O sea, en pleno territorio colombiano rige una orden del gobierno de Estados Unidos que afecta a cualquier ciudadano del mundo.
Soberanía gruyère o Plan Colombia. Use el nombre que prefiera.

domingo, 17 de octubre de 2010

Dejá, yo te leo el diario, ¿querés?

Leo el diario dominguero, como hacen los creativos periodistas de nuestra prensa radial. Le agrego un poquitín de azúcar, pimienta y sal, obedeciendo a aquella canción porteña.
Antes, unos coletazos de "Los abuelitos de Videla". Un amigo versado, que no versero, me acota que el Papa que dio inicio oficial a las tareas del Torquemada's Show, se llamó Inocencio. ¿Habrán hecho casting de nombres en el Vaticano Building?. Pero agrega, y esto es fundamental, que conoce minas que pesan más de sesenta kilos y vuelan. Y, agrego yo, hacen volar.
Oliverio Girondo las dijo bien.
Otro frater me pide, casi que me exige, que escriba algo acerca del Piñera's Show. Si me siguen y con paciencia verán satisfacer sus deseos.
Ahora sí, a los matutinos.
En Mendoza mataron a un ladrón que le arrebató la cartera a una mujer. Los vecinos, sin maquillarse para la ocasión, aprendieron la lección de Mirtha Legrand, Susana Giménez y demás expertos en la materia, y la pusieron en práctica con todo éxito. La redacción del cable no da cuenta de la identidad de la víctima (la fatal, digo). Total, su historia de vida se parece tanto a su historia de muerte que bien podría llamarse Don Caco. Por supuesto, el Ministro de Seguridad llegó tarde y va a investigar hasta las últimas consecuencias. O sea, nada.
Los mineros, Luis querido, vuelven a la vida normal. Qué será eso, es la pregunta. El Ministro de Minería chileno, Golborne, luce el trofeo de los 33 como si fuese un record olímpico de 100 m. llanos. Como casi todo el gabinete piñerista, él es un ejecutivo, en este caso de Easy, Disco y Jumbo. Pobres tipos cuyas firmas engalanan las vidrieras de nuestros shoppings, esos no lugares como los llama Marc Augé.
Las corporaciones mediáticas, hermanas y socias de las ut supra, acaban de descubrir que los mineros del mundo se mueren a destajo. En China, México, Ecuador. Y, claro, acaban de descubrir cómo vende la muerte de los otros, los nadie, los fueguitos, como los llama Galeano. Mañana o pasado, cuando la zona rojosangre de la realidad lo imponga, cambiarán de muertos y el valor del centímetro o del segundo valdrá lo que los ejecutivos de los medios calculen como rentable. Mientras tanto, Piñera reparte, obcenamente, rocas de la mina San José a sus colegas occidentales y cristianos de Europa. Los dueños, los corresponsables del desastre con final feliz, bien, en algún lugar del mundo, al amparo de molestias desagradables.
Julio Cobos ha vuelto a tener sus quince minutos de fama de cabotaje. Su argumento para quedarse en el cargo de vicepresidente es tan débil, absurdo y pueril como el de aquellos que dicen que la dictadura ocurrió hace demasiado tiempo. Él es vice de la presidenta, no cayó en ese cargo desde un helicóptero procedente de Bangkok. Pero, en fin, nuestra sagrada patria es un dechado de originalidades. El mate, el dulce de leche, el tango y Julio Cobos.
El cardenal Bergoglio aseguró que la Argentina está "dañada por los privilegios". Dice un mal pensado que lo escuchó en vivo y directo que no se puso colorado. Imperturbable y falsamemente circunspecto, asegura el mismo apóstata que en el Coloquio de IDEA se produjo una ovación muy parecida a la carcajada.
Anuncian una maratón por los niños desnutridos. Las acreditaciones se recibirán en el Park Hyatt Hotel. Habrá saladitos, masas secas y espumantes a discreción. Ya lo dijo María Elena Walsh: "Primero creo pobres y enfermos/después regalo el hospital".
Dice el mismo matutino que hoy es el Día Mundial del Lavado de Manos. Me tientan al comentario fácil, si no fuera porque el titular aclara (en realidad, oscurece) que mueren, anualmente, tres millones y medio de pibes por falta de higiene, en nuestro planeta. En el podio semanal del ponciopilatismo, aparece don Sebastián Piñera.
Un faro de lucidez entre tanta mierda. Declara Pilar del Río, la compañera y traductora de Saramago, el José mayor de nuestra literatura: "Él decía que cuanto más viejo más sabio y cuanto más sabio más radical". Alguien que le aclare, por favor, a la magnífica sevillana que el concepto no involucra a Ernesto Sanz, ni a Gerardo Morales, ni a Oscar Aguad, ni a Silvana Giudice, ni a Elisa Carrió, ni al mencionado Cleto, ni a Ricardo López Murphy y siguen las jaulas.
Desde mañana hay reunión internacional para buscar acuerdos que ayuden a revertir el daño a la naturaleza. Se hace en Nagoya, Japón. Díganme que no es cierto que la juntada la preside Magoya.
Fin provisorio del diario. Seguramente, habrá más noticias para este bloguetín, aunque casi nunca hablen de ti ni de mí, amor, como canta Baglietto que dice Sabina.

sábado, 16 de octubre de 2010

Los abuelitos de Videla

A Jorge Barandica, Graciela Firpo,
Roberto Potaschner y Edith Zorrilla,
compañeros inmejorables.

                                       A Celia, la más.

"Dicen que viajando se fortalece el corazón"
Lito Nebbia


Llegaron en 1610 y los rajaron en 1811. Casi doscientos años impartiendo injusticias. Estuve en la Casa de la Inquisición, en Cartagena de Indias. Además de la sucursal colombiana, la globalización evangelizadora tuvo sedes también en Lima y México. La emplazada frente a la plaza Bolívar tiene aspectos dignos de destacar. En primer lugar, paradojas que le dicen, es un edificio de época colindante con el Museo del Oro de los zenúes, habitantes originarios, prolijamente diezmados por los navegantes enviados por los muy católicos Isabel y Fernando. Como había que pagar los créditos a los banqueros alemanes y genoveses, los intrépidos en sus máquinas acuáticas se dedicaron a recoger toda la maravillosa industria aurífera de los zenúes. Especialmente las joyas e indumentarias que acompañaban a los muertos en su viaje final. Bah, lo conocido.
El tour por la mansión del Santo Oficio comienza en la báscula. Si la mujer, especialmente las mujeres-brujas fueron sometidas, si la mujer decía, pesaba menos de sesenta kilos se suponía que podía volar. Y si podía volar, era bruja.
La tecnología de esos tiempos aportó herramientas muy significativas. Destrozapezones, trituradores de genitales, hierros candentes, el garrote vil, el popular cepo y otras genialidades de lo siniestro, contribuyeron a convertir a nuestros salvajes en hijos del Señor. Claro que, mientras tanto, deliberaban en centros académicos y teológicos acerca de si estos seres tenían alma o eran cosas. Hasta que llegó don Bartolomé Las Casas y puso las cosas en su lugar: sí tenían alma y, por lo tanto, había que reclutarlos para la causa y en su reemplazo propuso traer negros de África, que esos no tenían alma y, además, no eran mano de obra barata. Eran mercadería y por lo tanto se podían comprar y vender. Bah, lo conocido.
Parafraseando el himno sarmientino, los tipos vinieron con la espada, con la hostia y las matanzas. Bah, lo conocido.
Tuvieron y tienen aún descendencia. Claro que, como pasó hace tanto tiempo, a Jorge Lanata le debe dar un ataque de hartazgo, aunque Lugones, Camps, Roca, Martínez de Hoz, Pereyra Iraola, Menéndez Behety estén más cerca en nuestra historia.
Un detalle, apenas un detalle. En casi doscientos años nunca, pero nunca nunca, ni una sola vez, la sentencia fue: "inocente".
Escenas del capitalismo naciente.