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domingo, 4 de noviembre de 2012

Vacaciones hepáticas

Hay gente que tiene apellido rapidito. Quiero decir que le viene marcado su itinerario vital. Por ejemplo, el juez Francisco Horacio de las Carreras (algunas ganadas, pero ésta me parece que no). Se fue a Miami con su cónyuge el 29 de abril del año que está feneciendo y regresó al terruño quince días después. Participó de la III Cumbre del Centro de Estudios para el Desarrollo de las Telecomunicaciones, cuya sigla es CERTAL. La reunión duró tres días y se supone que hubo disertaciones muy interesantes, destacándose la del abogado argentino Ricardo Recondo, también juez él, dedicada a denostar la Ley de Medios nacional, sancionada hace tres años por amplia mayoría parlamentaria. La Coordinadora General del organismo es Ana, la hija de Ricardo. Don Francisco y la señora viajaron con los pasajes y el alojamiento solventados por el Grupo Clarín. Se los vio en el Hotel Biltmore, el mismo que frecuentaban dos prohombres de la Historia. Uno de acá, Carlos Menem; el otro de allá, Al Capone. La cuestión es que de las Carreras está habilitado para decidir en la medida cautelar que el Grupo interpuso contra el artículo 161 de la Ley 26.522. O sea, yo te pago las vacaciones en USA y vos me das una mano. La contraprestación que le dicen. Por supuesto, el gobierno nacional está buscando eyectarlo del cargo, por caminos legales, como corresponde.
Parece que el modus operandi está naturalizado también en otros ámbitos. Por ejemplo, un médico viaja a un congreso de su especialidad en Cancún. Los gastos corren por cuenta de un laboratorio de productos medicinales, el doctor se inscribe, dice buenas tardes, está quince minutos y se va a la playa. Al regreso, comienza a garabatear en su talonario de recetas los productos de su mecenas turístico. Otra vez la contraprestación. Y todos chochos.
Y aquí viene mi recuerdo. Ya se sabe, la memoria es caprichosa. En una esquina de Mendoza, Coronel Plaza y Perú, hay una farmacia. En la puerta del negocio montaba guardia, hace tiempo, un perro espléndido, un pastor inglés con sus mechones grises y su cabellera blanca, sus patas cruzadas y la estampa de señorío aristocrático. Los dueños le pusieron un nombre apropiado con el rubro en cuestión. Se llamaba Sertal. Manso y muy compuesto, era un personaje amable para quienes iban a buscar un bálsamo para sus dolencias. No sé si el perro vive, pero cada vez que me paso de rosca con el morfi y debo recurrir a la ilustre pastillita que nos ocupa, me pregunto si el pastor inglés habrá mutado en Ana Recondo o si, subvencionado por un grupo monopólico, pasará su vejez con gorrito, baldecito y palita en las arenas de algún paraíso fiscal, acompañando a un señor que se recibió de abogado en la Facultad de Derecha (no me corrijas, Emilio, no hay error tipográfico). Una pesadilla recurrente, por culpa de la cazuela de mariscos, las porciones generosas de selva negra (made in Graciela, por supuesto) y la lectura cotidiana de la prensa hegemónica.
En ocasiones un cambio de letra puede darnos una sorpresa. Me metí en la página oficial del Centro de Estudios (www.certal.org) y encuentro varias veces la palabra "mercado" (no confundir con Roberto Mercado, cantautor e insigne embajador de la cultura popular del Este mendocino) y no es casual. Esa es la preocupación central de CERTAL. Impedir que el acceso a la información y la generación de contenidos sea plural. Impedir que el hígado de la sociedad funcione límpido y sin mecenas monopólicos. Cuidar el mercado, esa entelequia que tiene movilizados a los organizadores de caceroleos de teflón.

1 comentario:

  1. Para iertos síntomas de indigestión informativa, tómese un Rud Man, comén o Forte. Viene en forma de caramelos ácidos, o vía oral por pabellón auditivo, en 960 A.M. No tiene contraindicaciones, ni se corre riesgos por dosis extra-terapéuticas. Laboratorios Nac.y Pop. garantiza su contenido y proceso de fabricación, bajo normas ISO 9.001. Cercano al 8N se recomienda todos los días, como la ginebrita Bols, una cada día estimula y sienta bien.
    Este mensaje está esponsareado bajo su adulta voluntad, por el médico Juan Carlos Sanches, egresado de la UNCUYO en la época de Amapolas de Plomo, y considera a Caramelos Acidos, uno más de los granitos de arena imprescindibles para resistir los remedios y tratamientos globalizados y hegemónicos.

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