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lunes, 14 de diciembre de 2015

Conejos

"Se acerca un tiempo de conejos"
Silvio Rodríguez


"¿Qué hay de nuevo, viejo?". Mientras roe una zanahoria, la misma zanahoria de siempre, el conejo Buggs Bunny aparece en las pantallas de la televisión mundial desde el 27 de julio de 1940. Es decir, es más viejo que yo. No mucho, pero 6 años a esta altura de la vida es una diferencia más que interesante.

Sos, desde entonces conejo viejo, una herramienta de lo que algunos politólogos, sociólogos y demás "ólogos" llaman penetración cultural. Nuestro país fue también víctima, en estos días, de esa infección ideológica. Y ahora que el Gerente General y sus secuaces se proponen "desideologizarnos" hasta los saludos no está demás, entonces, repasar si hay algo de nuevo o no, viejo.
Y no, me parece que no, viejo. Si inclusive en algunos casos son los mismos conejos de antes o sus crías de idéntico apellido. Veamos. Federico Sturzenegger es el mismo. Alfonso Prat Gay y Carlos Melconian, también, viejo. Pero Horacio Liendo es el hijo de Horacio Liendo, el ministro del Interior o algo así del infierno genocida. O Nicolás Massot, sobrino del tío Vicente, el dueño del diario nazi de Bahía Blanca "La Nueva Provincia". Procesado el tío viejo, viejo, por la desaparición forzada de dos trabajadores de su medio durante la dictadura. O Luis Blaquier, también sobrino, pero de Carlos, el viejo, viejo, dueño del Ingenio Ledesma y responsable de la "Noche del Apagón", que nos debe la vida de muchos jujeños en esa época del miedo. O Santiago de Estrada, el octogenario y prejurásico responsable de la Secretaría de Cultos (en el sentido religioso del término, casi un oxímoron), también desempolvado de la lista de cómplices civiles del terrorismo de Estado.
Donde antes se leía Michel Camdessus o Teresa Ter Minassian hoy se lee Thomas Griesa, Cristine Lagarde o Daniel Pollack. Donde antes se leía ajuste hoy léase sinceramiento. Pero nada nuevo, viejo. Son las careteadas en la gala del Colón y los escotes frívolos de las minas de los CEOS, las groserías farandulescas en los balcones históricos y los atropellos y amenazas de los que vuelven, viejo, rejuvenecidos de revancha.
El Deutsche Bank, Citibank, JP Morgan (conozco gente de otra JP un poquitín más solidaria, viejo), HSBC, Monsanto, Shell (con su traducción al castellano y la puteada respectiva), el innoble Magnetto, los agropecuarios Mitre, sus vacas y sus campos robados a punta de pistola, sus escribanos y sus jueces, todos ellos te van a dejar sin zanahoria y sin tus hermosas paletas frontales, viejo Buggs. Van a sobreimprimir la imagen de Laura Alonso a la tuya con la voz de Marcelo Bonelli diciendo "Que la inocencia les valga" y durante los próximos cuatro años, por lo menos, todos los días será 28 de diciembre. Así es, viejo. Nada nuevo.
Salvo que aparezcan los otros conejos. El necio que canta Silvio, el que se va con Alicia al otro lado del espejo o ese que, asombrado, sale de la galera del trabajador cuando cada atardecer, al regresar al hogar, el hijo, conejo él también, corre a su encuentro con la sonrisa desplegada.

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