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lunes, 6 de agosto de 2018

Principio de inocencia

En octubre de 2010 estuvimos en Cartagena de Indias. Pocos días antes de que acá se muriera Néstor. Se nos muriera.
Frente a la Plaza Bolívar está el Museo de la Inquisición. Entramos. La guía nos cuenta que llegaron en 1610 y recogieron sus petates recién en 1811. Pero antes recogieron todo el oro y las riquezas que pudieron, se las afanaron y dejaron un pueblo diezmado. Es que tenían que pagarle a los banqueros judíos de Europa los créditos necesarios para que aquella globalización fuese exitosa. Para ellos, se entiende. Para Isabel, Fernando, la Corte, los señores, las señoras y los banqueros, of course.
Apenas entramos nos muestran una báscula. Allí ponían, nos dice la guía, a las mujeres denunciadas ante el Santo Oficio de estos pagos. Si pesaba menos de 60 kilos significaba que podía volar. Y si podía volar era bruja. Asunto resuelto y que pase la que sigue.
Respecto de los créditos, los bancos, la globalización y los afanos se parece bastante a la actualidad.
Respecto al principio de inocencia también.
Cristina pesa más de 60 kilos, creo. Pero no importa.

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