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jueves, 22 de diciembre de 2011

Portación de apellido

No sé quién lo traía a casa. Ni la frecuencia con que lo leía. Pero sí sé que me hice adicto a sus páginas y tal vez sea uno de los tres o cuatro "culpables" de que yo sea periodista y esté fatigándolos también con estos textículos.
Recuerdo su formato sábana, sus ocho páginas, su logo verde milico y, sobre todo, la pluma mordaz, incisiva y bien fundada de su director. El periódico se llamaba "Propósitos" y era una bandera de debates y polémicas cuya distribución oscilaba entre la venta legal en los kioscos de revistas y la militancia clandestina, según los humores del prepotente de turno. Su inspirador, director y redactor principal, Leónidas Barletta, era un francotirador de izquierda. De lo que entonces se conocía como "compañero de ruta o aliado" del comunismo. Hoy le diríamos comunista inorgánico.
Dotado de un riquísimo uso del lenguaje, Don Leónidas no dejaba títere con cabeza. Tenía pergaminos suficientes para salir al cruce de todo tipo de iniquidades, desde los casos de censura explícita o disimulada hasta las denuncias públicas cuando el sistema capitalista mostraba sus garras contra los desposeídos. Es decir, mostraba su esencia.
En 1930 fundó el Teatro del Pueblo, emblema y refugio gestor del movimiento de teatro independiente en nuestro país. Allí estrenó varias de sus obras Roberto Arlt, entre otros.
Es cierto que en nuestra historia hay casos de apellidos que se repiten, pero no se repite la trayectoria de los poseedores. Me viene a la memoria el apellido Justo. Agustín fue presidente garca de Argentina y su hijo Liborio un pensador anarquista que usaba el apodo Quebracho (nombre de una agrupación de energúmenos contemporáneos que creen que quemar un árbol navideño es revolucionario. Actitud ésta que ejemplifica y da la razón a aquella paráfrasis de "El Principito", ese grafitti virtual que dice: lo esencial es invisible a los troskos) y que dejó páginas atrevidas e inteligentes. Otro Justo, Juan Bautista, fue uno de los ideólogos del socialismo blandito, en épocas de polémicas fecundas.
Entre los Alsogaray hay casi de todo. Desde el padre del neoliberalismo ortodoxo y capitán e ingeniero, el inefable don Álvaro, pasando por la hijita de los tapados de visón, los incendios patagónicos, los arrumacos ideológicos con el riojano más perverso, María Julia, hasta un comandante Montonero asesinado por quienes fueron el brazo armado de su propia clase social. Por estos días conocí el caso de Magdalena Roca, sobrina bisnieta del genocida Julio Asesino Roca, ferviente defensora de los derechos de los pueblos originarios. Ella misma reconoce la sublime influencia de nuestro Osvaldo Bayer. Recientemente, se nos murió León Rozitchner, uno de los pensadores más sólidos que dio la filosofía nacional. Su hijo Alejandro forma parte del equipo de discriminadores, elitistas y grondónicos de lo peor de la llamada inteligencia de derechas.
Me vino el recuerdo de Leónidas Barletta cuando el flamante presidente de lo que queda del radicalismo vernáculo, Mario Barletta, llamó a reintegrarse al Partido a Ricardo López Murphy y Elisa Carrió. No sé si Mario es o no descendiente de Leónidas, pero la portación de apellido no garantiza, ni mucho menos si nos atenemos a los ejemplos mencionados, la portación ideológica. Los declamados aires de renovación que, presuntamente, traería la designación del ex intendente de Santa Fe se fueron al diablo. Llamar a dos retrógrados para gestar progresismo me recuerda al título de uno de los libros liminares del Barletta histórico. En 1957 apareció "Cuentos del hombre que daba de comer a su sombra".
No otra cosa parece estar haciendo el radicalismo argentino.

1 comentario:

  1. julio,FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO. Retorno al café de "los galanes de Calle Rivadavia y San Martín", mas o menos, en la segunda semana de enero del 2012. Un gran abrazo de Olfi.

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