personalized greetings

lunes, 17 de octubre de 2011

Fascistas, indignos y berretas

Según el filósofo Tomás Abraham vivimos bajo un regimen fascista. Resulta que quienes adherimos al rumbo que nuestra sociedad inició en 2003 somos fachos. En la lista de personajes intolerantes, discriminadores, secuestradores y desaparecedores, ladrones de pibes, asesinos y genocidas, podríamos incluír a, por ejemplo, León Gieco, Estela de Carlotto, Mempo Giardinelli, Vicente Battista, Liliana Herrero, José Pablo Feinmann, Gustavo Santaolalla, Andrea del Boca, Florencia Peña, Juan José Campanella, Horacio González, María Pía López, Rodolfo Braceli, Sandra Russo, Orlando Barone, Carlos Barragán, Gabriel Mariotto, Leonardo Favio, Mario Goloboff, Eduardo Aliverti, Ricardo Forster, Felipe Pigna y no sigo porque desconozco el nombre y apellido de los más de diez millones de votantes de reconocida estirpe fascista que se vieron obligados a votar por el regimen.
Destacan como paladines de la democracia Beatriz Sarlo, Joaquín Morales Solá, Héctor Magnetto, José Claudio Escribano, Marcos Aguinis, Mariano Grondona, Ernesto Tenenbaum, Jorge Fernández Díaz, Jorge Lanata, Pepe Eliaschev, Chiche Gelblung, Nelson Castro y siguen las firmas, pocas. Todos escoltas del abanderado del pensamiento tolerante y magnánimo: Tomás Abraham, la versión caracúlica de Jorge Asís.
Como el filósofo adhiere, con el fervor demostrado, a la candidatura de Hermes Binner, el líder del FAP (Frente Angosto Progresista), sería interesante saber si comparte la definición. Hasta ahora don Hermes permanece hermético.

Dos maneras, dos estilos, dos éticas y dos morales. A Mike Amigorena, actor mendocino de relevancia nacional, le ofrecieron interpretar el papel del CEO de Clarín, Héctor Magnetto, para una miniserie televisiva. Cuando ya había grabado ocho de los trece capítulos que completan el ciclo, se dio cuenta, dice, de que no sabía quién era el personaje real y entonces, argumentó, sintió que no estaba a la altura de las circunstancias. Parece que lo apretaron. Entre otras cosas, porque el programa se emitiría en Canal 13 que es, precisamente, del Grupo Clarín.
El argumento de Amigorena es, para decirlo sin eufemismos, el de un cagón. Gran actor, dicen, pero humanamente cagón. No es época para quedarse sin laburo por un apriete político y empresarial. Eso podía ocurrir en dictadura y entonces era lógico que cada uno se cuide el cuero y acepte presiones para poder subsistir. Hoy están dadas las condiciones para que nos empinemos en nuestra dignidad y, probablemente, después de un gesto de honestidad tengamos mayores y mejores posibilidades laborales.
No es un detalle menor. Amigorena ya había jugado el rol del genocida Alfredo Astiz en otro proyecto. De manera que caben dos posibilidades. O mintió, por miedo, en el caso Magnetto, o vive en un tubo y no sabe para donde queda el oeste.
Que hay otra ética lo demostró el periodista Claudio Minghetti. Después de 16 años como crítico cinematográfico del diario La Nación (o La Nazión, como prefiera) fue eyectado de su trabajo por haber saludado favorablemente la película "Juan y Eva", dirigida por Paula de Luque. Con tanta mala suerte para él, que su comentario coincidió con el de Cristina Fernández, quien públicamente recomendó en un acto ver la historia de amor entre Evita y Perón, antes de 1945.
Pero Minghetti, a diferencia de Amigorena, salió a decir lo que sentía y pensaba. Así de sencillo. Y, seguramente, tendrá trabajo. Y, seguramente, mirará a los ojos.

Es un terrateniente, dicen que actor presuntamente cómico, profesor de educación física de baja estatura. Fue incorporado a la actividad política por los peores ismos sociales: el duhaldismo, el macrismo, el reutemanismo, en fin, las formas más perversas de nuestro capitalismo de cabotaje.
Miguel Del Sel acaba de cometer una bestialidad ética. Dijo que la vigencia de la Asignación Universal por Hijo promovió el aumento de los embarazos en adolescentes para cobrar el subsidio. Llegó a decir que menores de doce años tienen hijos con ese fin. De dónde sacó el dato es un misterio que sólo José de Zer podría develar, pero ya espichó hace rato.
Ya estamos completos. Primero fue la derecheta, en boca del senador nacional por Mendoza Ernesto Sanz, quien culpó a esa iniciativa de Cristina por un supuesto aumento del juego clandestino y la droga, sin dar cifras ni fuentes de ese exabrupto. Ahora le tocó al representante de la dererreta, la berreta, insultar a casi tres millones de conmatriotas que, gracias a la asignación, mejoraron su calidad de vida. Y al resto de los argentinos, a quienes nos trata de pelotudos, como él.

1 comentario: