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martes, 7 de diciembre de 2010

Reencarnó, nomás

Sé que se van a sorprender de leerme creyente. Nunca creí en cuentos sobrenaturales, aparecidos, jinetes sin cabeza, milagros varios y otras supersticiones al uso. Soy ateo, ya se sabe y apenas le doy bolilla a las noticias que apuntan para el lado de los misteriosos hechos incomprobables. Alguien, sospecho que más que los que sospecho, dirá que me pierdo cosas. Quizás tengan razón, pero es lo que hay dice un amigo inteligente en su contestador telefónico.
Sin embargo, ayer vi por la tele un fenómeno que me retrotrajo a épocas prenegras de nuestra historia contemporánea.
Corría el año 1974 ó 75, poco importa la exactitud en este caso. No es, precisamente, una efemérides lo que me inspira. El Viejo, Perón, se había muerto un 1 de julio lluvioso y frío. Nos legó un brujo criminal y una cabaretera recogida en Panamá, ambos al mando de una nación enlutada y al borde de la guerra civil, como tantas veces antes y después. La mina, Isabelita le decían (como si el diminutivo pudiera amortiguar su incapacidad para casi todo), salía al balcón de la Casa Rosada y repetía, textualmente, lo que López Rega, el cabo de la Federal y padre cofundador de la Triple A, le iba dictando. Palabra por palabra. Me acuerdo y me vuelve la vergüenza ajena. Fue, también eso, un ensayo general de lo que vendría. Martínez de Hoz decía y el clarinopolio, repetía. Y Neustadt y Grondona, repetían.
Ayer volví a verlo, pero esta vez no eran Estela Martínez (¿Cómo pudo caer tan bajo, General, pasar de Evita a esos?) y el Hermano Daniel. Esta vez el que repetía el libreto que le dictaba un asesor era Mauricio Macri. Es cierto, el asesor se parece más al Colorado MacAlister, con bigotes, que a Lopecito.
Lo vi en 6-7-8, el mejor programa periodístico de la televisión argentina. El gerente de Buenos Aires estaba rodeado de periodistas y respondía según le soplaba al oído el tipo de marras.
Y caí en la cuenta que la Señora Historia es circular, como dice Felipe Pigna, aunque no se repita.
¡Mirá vos, la Argentina, qué país tan singular! Cuando el mundo desarrollado muestra más grietas que la cara de Mirtha Legrand sin maquillaje, nosotros crecemos con inclusión; en el momento menos pensado, un canciller de origen judío anuncia el reconocimiento de Palestina como Estado libre e independiente, según las fronteras de l967; y la tarada viuda de Perón reencarna en Macri.
Falta que, en la próxima conferencia de prensa, diga "No me atosiguéis". Si ocurre, me caigo de culo.

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